No ha pasado ni un mes desde que el Montfalcó salvara las vidas de 26 inmigrantes en aguas del Mediterráneo y la historia se ha vuelto a repetir. Otro pesquero español, el Nuestra Señora del Loreto, rescató el miércoles por la noche a 26 sin papeles cuya patera flirteaba con la muerte cerca de Libia. Las coincidencias entre ambos casos son muchas, pero también hay diferencias. Lo peor para el barco de San Carlos de la Rábida (Montsiá) fue que el Gobierno de Malta alargara el sinvivir de los náufragos negándose a acogerlos. Lo trágico para la embarcación de Santa Pola (Alicante) fue que uno de los inmigrantes muriera ahogado al intentar alcanzar el barco.

El armador del Nuestra Señora del Loreto, José Durá, dijo ayer que el fallecido había sido víctima "del cansancio" y del mal estado de la mar, que complicó las tareas de rescate cuando los sin papeles se lanzaron desesperados al agua al ver a sus salvadores. Durá, que añadió que el resto de náufragos estaban "bien", confirmó además que el Ministerio de Asuntos Exteriores español había alcanzado un acuerdo con el Gobierno libio para que el barco atracara en Trípoli.

La tripulación del pesquero español, formada por un alicantino y 10 gallegos que se dedican a la pesca de quisquillas, rescató a los inmigrantes a unas 90 millas de la costa libia en una maniobra de salvamento que no era nueva para todas las personas que trabajan en esta empresa.