Nunca se había hablado tanto de las morsas en el golfo de México, posiblemente porque hace millones de años que dejaron de habitar la zona. Nueve semanas después de que comenzase el vertido de BP, el mamífero se ha hecho emblema de la ausencia de planes efectivos de emergencia que lastra a toda la industria petrolera que perfora en alta mar.

La semana pasada comparecieron ante el Congreso de EEUU, junto al jefe de BP America, los responsables de las otras cuatro mayores firmas de la industria (Chevron, Exxon Mobil, Shell y ConocoPhillips), listos para defender que la plataforma Deepwater Horizon explotó por "aberrantes" problemas de construcción del pozo que sus compañías --aseguran-- no replican.

Es cuestión de fe creer que las petroleras no comprometen la seguridad para abaratar costes. Y el Congreso, algo incrédulo, les esperaba con documentos demoledores: sus propios planes de respuesta de emergencia, que deben dar al Servicio de Gestión de Minerales (MMS, por sus siglas en inglés) para conseguir luz verde y explotar un yacimiento.

Todos están redactados por The Response Group, una pequeña empresa de Texas. Tienen la misma foto de portada (en distintos colores, eso sí). Y el 90% de su contenido es idéntico. "Me parece que la única tecnología en la que parecen confiar es una fotocopiadora", les espetó un congresista. No era broma. Cuatro de los cinco informes incluyen la referencia a la protección de las ausentes morsas en caso de un vertido en el golfo. Tres aportan como uno de sus contactos al doctor Peter Lutz, biólogo marino fallecido en el 2005. Todos tienen largos apéndices sobre cómo tratar con los medios de comunicación en una catástrofe. Y aunque las cifras varían, las petroleras se dicen capaces de contener en un vertido entre 200.000 y 250.000 barriles al día. BP ha logrado recoger un máximo de 25.000.

Los directivos se reconocieron "avergonzados". James Mulva, presidente de ConocoPhillips, admitió que "los planes tienen que ser actualizados con más frecuencia". Y Rex Tillerson, consejero delegado de Exxon Mobil, acabó confesando: "Cuando pasan estas cosas, no estamos bien preparados para lidiar con ellas".

Quizá tenga que ver la falta de inversión. Cinco compañías que amasaron casi 233.000 millones de euros en beneficios en los últimos tres años y cuyas inversiones en exploración de nuevos yacimientos de crudo y gas superaron los 31.000 millones, se gastaron en investigación y desarrollo de seguridad, prevención de accidentes y respuesta ante vertidos 16 millones de euros de media al año. Es un problema grave en un país donde el Gobierno ha concedido recientemente más de 400 permisos para explotaciones en el golfo (ahora ha impuesto una moratoria de seis meses).

Las petroleras están en el ojo del huracán, pero les acompaña el Departamento del Interior. En el 2007, por ejemplo, el MMS minimizó el impacto potencial de un vertido en el golfo asegurando que la mayoría de explosiones y sus consecuentes vertidos eran "de corta duración", augurando que un vertido de grandes dimensiones solo amenazaría las playas "hasta 30 días"