El Jet Propulsion Laboratory (JPL), el centro de la NASA que coordina la misión de la sonda Phoenix en Marte, anunció ayer que una de las cámaras de la nave, concretamente una situada en el brazo robótico, ha fotografiado supuestos rastros de hielo en la misma zona de aterrizaje. "Podríamos estar viendo rocas o podríamos estar viendo hielo en la zona afectada por el movimiento de los retrocohetes", indicó con cautela el responsable del brazo robótico, Ray Arvidson, científico de la Universidad de Washington en San Luis.

La foto --en blanco y negro y sin excesiva definición-- no es concluyente, aunque sí sorprendente. El supuesto hielo pudo haber quedado al descubierto debido al efecto de los retrocohetes encargados de reducir la velocidad en la última fase de descenso sobre la superficie, el pasado domingo por la noche. En cierta manera, los gases del frenado habrían barrido y calentado el suelo.

"Tendremos que recibir más datos de la cámara, incluyendo colores. Pensamos que si se trata de hielo, se hará más brillante porque el aire atmosférico se condensará y se convertirá en escarcha sobre ese hielo --subrayó Arvidson--. La confirmación ocurrirá cuando comencemos a excavar y a analizar las capas cercanas". Sin embargo, el análisis podría demorarse por un cortocircuito detectado el jueves durante las pruebas hechas al instrumento encargado de esos menesteres.