La policía mantiene abiertas todas las líneas de investigación después de cuatro días sin rastro de los dos hermanos de 2 y 6 años desaparecidos en Córdoba. No se descarta incluso que sigan con vida, según la Delegación del Gobierno, que pide "prudencia" para no enturbiar las pesquisas ni causar un daño a la familia.

El delegado del Gobierno en Córdoba, Luis García Garrido, trataba ayer de frenar las especulaciones --muchas de ellas preñadas de sensacionalismo--de los últimos días acerca de la suerte de los menores, temeroso de que el suceso acabe convirtiéndose en un circo mediático. Precedentes no faltan. Incluso la presencia del comisario de la Policía Judicial de Sevilla, Manuel Piedrabuena, para ayudar en la búsqueda ha acentuado las comparaciones con el caso de Marta del Castillo, cuyo juicio empieza la próxima semana.

Piedrabuena fue el encargado de esa investigación, y los imputados trataron de exculparse asegurando que confesaron bajo presión y repitiendo todo lo que salía en los medios.

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Ahora, y una vez que ha cundido la alarma por la posibilidad de un desenlace trágico, ha sido la Delegación del Gobierno la que ha dado un toque de atención y ha recordado que, a tenor de los infructuosos resultados obtenidos hasta el momento, la policía mantiene abiertas todas las líneas de trabajo. Incluida la posibilidad de que sigan vivos.

"En algunos momentos es importante la discreción y la confianza en la eficacia policial", subrayó García, para quien algunos comentarios "no son oportunos". También hizo hincapié en la "alta efectividad" de los agentes que participan en el caso.

Tampoco la familia se ha salido de las recomendaciones policiales, y si en los primeros días buscaban a los medios para fomentar la colaboración ciudadana, ahora se han instalado en el mutismo más absoluto. Solo una portavoz de la familia, desde Huelva, se limitó a pedir prudencia y a recordar que, más allá de las discrepancias entre los padres, lo importante es que "los niños aparezcan sanos y salvos cuanto antes".

Mientras tanto, la policía sigue reconstruyendo todos los pasos que José Bretón, padre de los menores y principal sospechoso, desde que recogió a los niños en Huelva y llegó con ellos a Córdoba. También trata de fijar sus movimientos a través del móvil y las llamadas que realizó, especialmente antes de alertar sobre el extravío de sus hijos.

Tras concluir el registro en el río Guadalquivir y en la finca paterna en las afueras, a media tarde de ayer la policía científica registraba en presencia de Bretón la casa de los abuelos paternos, en el centro de Córdoba, donde los menores pernoctaron el viernes. Varios vecinos corroboran que el sábado por la mañana estuvieron por el barrio, e incluso la abuela ha reconocido que hacia mediodía llegó Bretón y mantuvieron una discusión porque ella no quería entregarle a los menores.