Pronto, muy pronto, podrá repetirse en España aquella escena que se produjo en el salón de plenos del Ayuntamiento de Amsterdam poco después de la medianoche, en los primeros minutos del día 1 de abril del 2001: cuatro parejas de homosexuales --una de mujeres, tres de hombres-- fueron los primeros en todo el mundo en convertirse en matrimonio. "Una boda histórica, única", dijo el alcalde de la capital holandesa.

Más de cuatro años después, "las cuatro parejas seguimos intactas. Una vez al año nos vemos y celebramos aquella noche", dice Frank Wittebrood, que fue uno de los novios en aquella noche y sigue viviendo con su marido, Peter, que incluso ha adoptado el apellido de su cónyuge, práctica bastante habitual en Holanda, donde la mayoría de las mujeres pierden su propio apellido a favor del del hombre. "Peter lo hizo por una razón personal, para no tener que llevar su propio apellido".

Interés decreciente

En aquel mes de abril se produjo una pequeña avalancha en los ayuntamientos holandeses: 382 parejas de homosexuales siguieron el ejemplo de los cuatro matrimonios pioneros, muchos de ellos esperando desde hace años ya esa oportunidad. Al final del 2001, Holanda ya contaba con 2.404 matrimonios entre personas del mismo sexo. Fue, seguramente, la novedad que atrajo a tantos a colocarse el anillo, porque en los años posteriores el ritmo de matrimonios civiles entre gays ha ido bajando paulatinamente. Curiosamente, en los últimos tres años son más las parejas de lesbianas que se casan. Según los últimos datos, del 1 de junio de este año, Holanda ha casado ya a 7.299 parejas gays, 3.759 bodas entre hombres y 3.540 entre mujeres.

"Aun ahora nos recuerdan aquella noche, hace poco incluso en Suráfrica, donde nos reconocieron de la tele. Para nosotros fue especial por el montaje, con cámaras y de medianoche, pero en realidad no cambió nada en nuestras vidas", explica Frank Wittebrood. "Fue una confirmación de una relación que viene de lejos. Y tendrá sobre todo ventajas legales cuando uno, por ejemplo, tenga que ingresar en un hospital, algo que por suerte aún no nos ha pasado".

Wittebrood también notó los efectos en el colegio donde da clases. Al principio, había bastantes niños que no aceptaban o aprobaban la homosexualidad. Ahora, al ser el matrimonio gay algo completamente legal, parece que los niños "ya no lo ven como algo prohibido".

Aunque el ejemplo de Holanda ha sido seguido desde entonces por sólo tres países más (Bélgica, Canadá y ahora España), Frank Wittebrood espera que este tipo de leyes se vaya esparciendo por el mundo "como una mancha de aceite". Y, según él, el ejemplo de España demuestra que todo es posible. "Cuando nosotros nos casamos, parecía imposible en España, con un Gobierno tan conservador. Pero el vuelco con Rodríguez Zapatero del partido socialista ha sido muy grande".