Tras la música y el cine, los internautas han empezado la demolición de otra todopoderosa industria del ocio: la televisión. Tras pasar por la quilla a las discográficas y productoras, que derrochan imaginación por atraer a los usuarios a tiendas de discos y cines, las descargas permiten ver capítulos aún no estrenados de sus series favoritas y hacerlo dónde, cómo y cuándo se quiera. Es decir, televisión a la carta. Y además, legal.

La serie de culto estadounidense Perdidos , que narra las peripecias de un grupo de supervivientes de un accidente aéreo en una más que misteriosa isla, se emite en EEUU los miércoles a las diez de la noche de la costa este, es decir, termina a las tres de la madrugada del jueves en España. El mismo jueves por la tarde ya es posible encontrar en la red el mismo episodio en versión original y subtitulado en español, francés, italiano, alemán...

Los hispanohablantes, incluso, pueden escoger entre el castellano recio o el dulzón de Latinoamérica. Los 60 minutos que dura la serie en origen, se reducen a poco más de 42 por obra y gracia de la eliminación de la publicidad. Lo mismo sucede con las grandes series de éxito en España como House , 24 y Anatomía de Grey .

Todo ello es posible, y legal, si uno tiene en su ordenador un programa que permite el intercambio de archivos entre usuarios sin pasar por ningún intermediario. Lo que en inglés se conoce como peer to peer o, simplificado, p2p. Por ejemplo, el Emule.

Gracias a este sistema de intercambio entre particulares puede uno bajarse, también, todo tipo de películas. La única condición es que haya un solo usuario de Emule.