Dicen las discográficas, los grandes artistas y la SGAE que de los discos vive mucha gente. Se equivocan, de los discos viven unos pocos, los demás malviven. De un tiempo a esta parte esos grandes músicos y sus discográficas parecen muy asustados avisándonos de que dentro de poco tiempo sólo vamos a poder escuchar música cuando cantemos en la ducha (aunque imagino que la SGAE ya se encargará de vigilarnos bajo el chorro por si debemos pagar un canon por canturrear). Y yo me pregunto si los que van a desaparecer son los artistazos, los ejecutivos de las discográficas, los de la Sociedad General de Autores o las pobres orquestas de verbena, porque no me queda nada claro. Ultimamente la citada sociedad y las casas de discos se han puesto cabezones con lo de que se muere la música y claro, a base de ponerse cabezones y modorros y de enseñar esquelas cada dos por tres han terminado aburriendo al mismísimo Gobierno, que ahora les abre una peligrosa puerta. Quiere la ministra de Cultura incluir en el anteproyecto de la urgentísima Ley de Economía Sostenible una enmienda que permita cerrar páginas web que puedan violar la propiedad intelectual. Hasta aquí todo está más o menos bien, lo curioso es que quieren hacerlo mediante un procedimiento administrativo y sin necesidad de que intervenga un juez. Y lo que da más miedo, será un comité nombrado por el mismo Gobierno el que decidirá las páginas que se salvan y las que deben ser condenadas. ¿Se imaginan a tipos como Ramoncín , por poner un mal ejemplo, convertidos en nuestros vigilantes de la Red? Dicen en muchos sitios que todo esto ha sido un gran gol que le han metido al Gobierno bajo el paraguas del pirateo musical. Ya ven, piratas hay en todas partes. Y todos dan miedo.