La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, reivindicó ayer jueves en Madrid el papel del buen periodismo y de la educación contra las noticias falsas (fake news) y la manipulación. En un debate sobre el tema organizado por el organismo estatal Red.es, la número dos del Gobierno anunció la intención del Ejecutivo de fomentar el debate sobre los intentos de manipulación informativa como lo hacen otros organismos, entre ellos la Comisión Europea, y proponer medidas tanto legislativas como educativas, empresariales y jurídicas para combatir los bulos.

Sáenz de Santamaría defendió especialmente la educación colectiva como antídoto y anunció que la OCDE pasará a evaluar en su informe PISA la capacidad de distinguir verdades y noticias falsas entre los estudiantes. El propio Andreas Schleicher, responsable del proyecto PISA, propuso el pasado marzo que el pensamiento crítico debía formar parte de las competencias básicas que pensaban que se debían enseñar en la escuela. Y alertó del efecto burbuja que generan las redes sociales, al fomentar que el individuo se retroalimente de sus propias convicciones y no vea más allá, por lo que pidió que los profesores «enseñaran a distinguir entre lo que es cierto y lo que no».

Para la vicepresidenta, los bulos «son la punta del iceberg del fenómeno de la desinformación que amenaza seriamente al modelo de toma de decisiones democrático. Las noticias falsas han existido siempre, pero lo que antes no traspasaba los límites de un pueblo, se propaga ahora por la aldea global», afirmó. Reivindicó el papel de los medios de comunicación «serios» que filtran, contrastan y verifican todas las informaciones. «Seguimos necesitando su sello de calidad y profesionalidad», recalcó.

Varios juristas y periodistas aludieron al problema de legislar sobre el asunto, separaron el concepto de «bulo o noticia falsa» de la libertad de expresión y recordaron la interferencia y los intereses de grupos organizados en el tema. Jorge Luis Bail, de Podemos, pidió que sigan siendo los jueces los garantes de los límites de la libertad de expresión y que las noticias falsas no se conviertan en «una excusa para una ley mordaza 2.0». Óscar Galeano, del PSOE, propuso usar tecnología blockchain para garantizar la integridad de la información pero recordó que el eslabón más débil siempre es la persona.

Muchos ponentes recordaron que no se trata de un fenómeno nuevo sino que utiliza medios nuevos. Hubo quien recordó cómo una noticia falsa desencadena la trama de El Conde de Montecristo y la importancia que el tema de los bulos tuvo en el Barroco literario. José María Lasalle, secretario de Estado de Agenda Digital y anfitrión del evento, llegó a hacer un simil con la España ilustrada del siglo XVIII en la que «el pueblo movido por la manipulación emocional derrocaba ministros».

La receta: el criterio. «Hay que aprender a decir que no es cierto ante el WatsApp del cuñado o a lo que se dice sobre las vacunas», recordó Ofelia Tejerina, abogada de la Asociación de Internautas. «En las redes estamos dando tanto crédito a la opinión de un catedrático como la de un influencer sentimental», señaló Lasalle.