La población del lince ibérico sigue aumentando en la Península Ibérica. El último censo elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, comunidades autónomas y Portugal concluye que el 2019 se cerró con una población de 894 ejemplares. El dato de futuro lo arroja el conteo de hembras reproductoras, 188. La Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN) sitúa en 125 ejemplares reproductores durante cinco años consecutivos el parámetro para recatalogar una especie como 'vulnerable' en vez de ‘en peligro de extinción’.

Según la última actualización de datos, en la Península había el año pasado 583 ejemplares de esta especie en peligro de extinción. De ellos, 107 se localizaban en territorio portugués (18,4%), mientras que el grueso, 476 ejemplares, lo hacían en suelo español (81,6%). A esta cifra hay que sumar además los hasta 311 cachorros nacidos a lo largo de 2019.

Andalucía se consolida como el refugio del lince ibérico, ya que acoge al 57% de este censo repartido entre alguno de sus cuatro núcleos de población estable y consolidada, porcentaje que sube hasta el 70% si se consideran sólo los ejemplares en territorio español. La mayor colonia se encuentra en Andújar-Cardeña, en Jaén, con 145 ejemplares maduros e inmaduros; seguida de Guarrizas, también en Jaén (con 71); Doñana-Aljarafe, en las provincias de Sevilla y Huelva (con 69 ejemplares) y Guadalmellato, en Córdoba (con un total de 46). En ellas nacieron además 122 cachorros a lo largo del pasado año. Por su parte, en Castilla-La Mancha, repartidos entre los Montes de Toledo y Sierra Morena Oriental, se encuentran 84 linces (17,7%) y en Extremadura, otros 58 (12,2%).

Los datos permiten ser optimistas respecto a la recuperación de una especie de la que en los años 90 apenas llegaba al centenar de ejemplares. Especialmente si se tiene en cuenta que hay censadas ya 188 hembras reproductoras por toda la península, abriendo la puerta a que el lince pase a ser un animal simplemente vulnerable. De nuevo, el grueso de la colonia se sitúa en Andalucía, con 120 ejemplares. El núcleo Andújar-Cardeña cuenta con 53 hembras y se han contabilizado 54 nacimientos de crías. En Doñana, por su parte, se tienen censadas hasta 25 hembras (con 28 nacimientos en 2019), mientras que se detectan otras 24 en Guarrizas (con 26 nacimientos) y 15 en Guadalmellato (con 14 nacimientos).

Territorios conectados

Una vez superado el objetivo de aumentar la población, los esfuerzos de las administraciones y los programas de conservación como el Proyecto Life se centran no solo en alcanzar una población autosostenible y que sea genéticamente viable, sino sobre todo en conectar los diferentes núcleos linceros existentes. Para ello, se pretende asentar individuso en colonias intermedias que ayuden a compactar la población y alejar uno de las principales amenazas que sobrevuelan al lince, la escasa variabilidad genética de la especie que la hace más vulnerable.

Desde la Consejería andaluza de Desarrollo Sostenible explican que estos carriles son vitales sobre todo para la población de Doñana-Aljarafe, “que se encuentra aislada desde hace décadas y donde en los últimos años sólo se ha confirmado la dispersión de unos pocos ejemplares hacia otros lugares, fundamentalmente en el Vale do Guadiana (Portugal)”. Sin embargo, esta zona no ha recibido ejemplares de otras áreas, por lo que los expertos aconsejan continuar con las actuaciones de refuerzo genético.

Para ello, entre los planes del nuevo programa Life Lynxconnect para los próximos cinco años, “Creando una meta población de lince ibérico genética y demográficamente funcional”, se busca crear dos nuevas áreas de lince, en Murcia y otra en Sierra Harana, en Granada, además de acciones para mejorar la diversidad genética de las poblaciones silvestres de lince ibérico.