La ceremonia de ordenación del reverendo homosexual Gene Robinson como obispo de New Hampshire (EEUU) volvió a poner anoche de manifiesto la profunda división en que se encuentran sumidas la comunión anglicana y su rama estadounidense, la Iglesia episcopaliana.

Desde que fue confirmado para el cargo, en agosto, por la convención de líderes episcopalianos, este divorciado y padre de dos hijos que desde hace 13 años convive abiertamente con un compañero sentimental se ha convertido en el centro de un debate sobre la ordenación de gays. Pero la discusión es más profunda, tanto como para hacer que sobre esta religión cristiana que profesan 70 millones de personas en el mundo se cierna la amenaza de un cisma.

4.000 ASISTENTES

El acto de consagración de Robinson, presidido por el obispo Frank Griswold, se celebró anoche en el pabellón del equipo de hockey sobre hielo de la universidad estatal, en Durham.

El habitáculo era el único espacio que contaba con capacidad para albergar a los 4.000 asistentes, entre los que figuraban cincuenta obispos, miles de fieles, decenas de periodistas y representantes de colectivos que defienden los derechos de los homosexuales, algunos invitados por Robinson.

El rito religioso ofreció la posibilidad de que intervinieran antes de la consagración quienes se oponen a ella, y dos grupos quisieron hacerlo. Uno es un colectivo de laicos que redactó un comunicado para que fuera leído por Kathy Lewis, una de las fieles de la diócesis de la que se hará cargo el 7 de marzo Robinson y que cree que su nombramiento "es una violación directa de las Sagradas Escrituras". El otro es la Conferencia de Obispos Anglicanos Norteamericanos, un grupo de obispos de EEUU y Canadá representado por David Bena, obispo auxiliar de Albany (Nueva York).

Los opuestos al nombramiento organizaron una ceremonia alternativa en una iglesia a poco más de tres kilómetros, con capacidad para 400 asistentes. El oficiante fue el teólogo episcopaliano Kendall Harmon, que afirmó abiertamente que la discusión sobre la consagración de Robinson "es realmente un debate sobre la cristiandad".