THte leído análisis y resúmenes de la Ley de Educación aprobada por el Parlamento de Cataluña y sigue sin quedarme claro qué ocurre con la enseñanza del castellano. Un año hace, justo al inicio del mes de julio, que surgió la polémica sobre la tercera hora. Doce meses después, con la norma educativa ya aprobada, la discusión nos llega en un tono más bajo, con sordina y me pregunto el por qué de esta mesura ¿Qué ha cambiado?

Según la Ley será el departamento de Educación el que regule el currículo del aprendizaje de lenguas y el marco horario. Es decir, las horas destinadas a cada materia son competencia exclusiva del gobierno catalán, lo que significa que serán los decretos que se vayan aprobando los que darán luz sobre si se aplica o no el decreto estatal sobre la tercera hora de la enseñanza del castellano. Por tanto, concluyo que no se ha producido ningún cambio que justifique que el debate, cuyo tono tanto se elevó hace un año, llegue ahora como desganado, apenas un susurro.

La razón es la política y sus diarias escaramuzas, y estos días han estado más preocupados por el feje de los espías, por Garoña y por si la decisión de Zapatero es o no salomónica. Y ahí ha quedado el tema de la enseñanza del castellano en Cataluña, casi relegado.

Para mí sigue siendo importante. Decía que tras leer análisis y resúmenes de la recién aprobada Ley de Educación catalana mantengo dudas sobre cómo será la enseñanza de nuestra lengua y literatura. Comprendo que se establezca el catalán como idioma de comunicación en el sistema educativo de esa comunidad, pero considero preocupante que al final, por un localismo miope, futuros hombres y mujeres arrastren un profundo desconocimiento de una lengua que hablan millones de personas en el mundo.