La policía municipal de Madrid ha levantado acta durante la madrugada de este domingo de hasta medio centenar de fiestas privadas en las que el número de personas reunidas superaba con creces las limitaciones impuestas para contener la pandemia de coronavirus. Pero, de entre todas estas actas, destaca la de una operación llevada a cabo en la calle de Coloreros, en pleno centro, a pocos metros de la plaza mayor.

Los vecinos denunciaron el elevado volumen de la música y, cuando la policía municipal acudió, descubrió no solo a 80 personas de fiesta en el piso, sino que además se cobraba entrada, en efectivo o con datafono, y había contratado incluso personal de servicio. Desde la calle se podía escuchar perfectamente la música y las voces de la gente, e incluso también se podían ver los haces de luces empleados para animar la fiesta.