En la historia de terror de Jaycee Lee Dugard, la niña secuestrada en 1991 en California y liberada el miércoles tras 18 años de abuso en los que tuvo dos hijas, hay dos acusados, Philip y Nancy Garrido, que el viernes se declararon inocentes de los 29 cargos en su contra. Pero hay más culpables de que la pesadilla durara 18 años. Entre ellos, la policía.

"Nos estamos fustigando y seguiremos haciéndolo", explicó el viernes Warren Rupf, el sheriff del condado de Contra Costa, reconociendo que su departamento perdió al menos una oportunidad de "acabar antes con esta situación". El 30 de noviembre del 2006, la novia de un vecino de los Garrido en Antioch llamó a la policía y denunció que había niños en el jardín del agresor sexual registrado. Un agente habló con Garrido en el porche delantero de la casa de este y no comprobó los antecedentes del hombre, que pasó en la cárcel 11 años por secuestro y violación.

El paso de las horas va ofreciendo más detalles del caso. Los documentos judiciales revelan que Nancy Garrido, que conoció a su esposo cuando este cumplía condena por la violación y el secuestro de una joven de 25 años, también mantuvo relaciones sexuales con Dugard.

La joven y las niñas, al parecer, no estuvieron todo el tiempo encarceladas. Las pequeñas fueron a fiestas de cumpleaños, y algunos vecinos confiesan que no denunciaron su presencia en la vivienda porque pensaron que eran hijas de amigos de Nancy Garrido. Las autoridades estudian ahora también el posible vínculo de Philip Garrido con los asesinatos de 10 prostitutas en una zona donde trabajó en los 90.