Los agente de la Policía que tomaron parte en la investigación por la desaparición y muerte de Marta del Castillo aseguran que las sospechas se centraron desde el primer momento en el asesino confeso, Miguel Carcaño, dado que fue el único de la pandilla de la adolescente que habló de que esta tenía problemas familiares e incluso quería fugarse. Un vecino de Carcaño ha apuntalado la primera versión que dieron los acusados nada más ser detenidos, ya que ha ratificado que vió al joven de madrugada en el interior del portal y junto a una silla de ruedas.

Pese a que cuando la Policía contacta con un testigo, estos suelen aparecer rápidamente, a Carcaño y a su hermano Javier Delgado fue “imposible localizarles”, según relataron los agentes en la sexta sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Sevilla. Y mientras toda la pandilla se refería a Marta como una chica “normal” sin ningún problema con los estudios o con su familia, Miguel apuntó en su primera comparecencia antes de ser detenido que la joven estaba “harta” de su padre y de las normas que al parecer le imponían en casa, de ahí que le hubiera hablado de fugarse en cuanto cumpliera los 18 años. Así, Carcaño llegó a insinuar que había desaparecido por su propia voluntad.

Los agentes también han negado que hubiera presiones o coacciones de ningún tipo sobre los acusados, mucho menos que les insinuaran lo que tenían que decir o se lo dibujaran en un plano, como llegó a asegurar Samuel Benítez. De este han destacado que se mostró colaborador y que su primera declaración al ser detenido fue completamente “espontánea”, y entonces contó que “que en mitad del puente tiraron el cenicero y el cuerpo de Marta del Castillo”.

Junto a los agentes ha declarado el vecino que reside en el mismo bloque de León XIII donde vivía Miguel, y que ha reiterado que vio a Miguel dos veces esa tarde. Una, vestido con ropa clara entre las 19 y 20 horas, mientras que la segunda fue ya de madrugada, a la 1,30 horas. En esta ocasión, iba ya vestido con ropa oscura y estaba parado en el interior del portal al lado de un espejo situado junto a su vivienda. Llevaba una silla de ruedas color verde turquesa.

Este testigo, fundamental para la acusación particular, ha podido fijar la hora con exactitud porque instantes antes mandó un mensaje de móvil a un amigo con el que habían quedado avisándole de que ya salía. Y días después comprobó junto a la Policía que a esa hora se emitiía el programa que estaba viendo su madre en ese momento. Un testimonio que echa por tierra la declaración de María García, novia del hermano de Miguel, que aserveró que estuvo de madrugada en esa casa estudiando y no había nadie.

El juicio se reanudará el próximo miércoles con la declaración de agentes que tomaron muestras en el interior de la casa. Por su parte, la familia de Marta ha anunciado que recurrirán la sentencia contra edl menor implicado, Javier García El Cuco, en la que es absuelto de violación y homicidio. También recurrirán la declaración que el joven, ya adulto, realizó el martes, ya que consideran que cometió perjurio al mentir pese a comparecer como testigo.