"La pornografía infantil nunca se va a acabar". Esta afirmación tan pesimista, en la que coinciden los máximos responsables de las brigadas de investigación tecnológica tanto de la Policía Nacional como de Guardia Civil, demuestra que la pederastia se ha convertido, desgraciadamente, en uno de los delitos más usuales en la actualidad gracias al efecto multiplicación de internet. Pero la justicia ha dado vía libre recientemente a una herramienta que mejorará la eficacia de los agentes. El Supremo (TS) ha juzgado plenamente legal que los policías se hagan pasar por pederastas o finjan que son niños en foros de internautas para pillar in fraganti a los depravados.

La figura del agente encubierto fue introducida en España en 1999. La ley de enjuiciamiento criminal estableció que un policía puede adoptar una identidad supuesta, con autorización judicial, para perseguir delitos de delincuencia organizada, entre ellos la prostitución y el abuso de menores. Pero en la práctica, esta figura se ha utilizado sobre todo en la persecución del narcotráfico. En investigaciones sobre pornografía infantil, según relató a EL PERIODICO el inspector jefe de delitos telemáticos de la Policía Nacional, Enrique Rodríguez, apenas se ha usado porque "no había cobertura legal". "Ningún juez nos decía adelante con nuestras peticiones", añade.

Aunque ha habido al menos una excepción: el caso que llegó al Supremo. En el 2006, un juzgado de Pontevedra, de acuerdo con el fiscal, autorizó a un agente que contactó accidentalmente con un pederasta a actuar como encubierto. La investigación acabó con una detención.