Ante una corrida de acusada mansedumbre, de muy poca entrega y muy deslucida de Zalduendo, ganadería que reiteradamente se lidia en diversas plazas de Extremadura pero que está para dar trabajo a los del matadero, los toreros salvaron la tarde tapando las numerosas carencias de unos toros que fueron todo un paradigma de lo que es la falta de casta. Agresivividad muy poca en tan fofos animales, que llegaban a la muleta y parecían como una gaseosa que pierde el gas.

Con cuajo y kilos, armado en delantero el toro que abrió el festejo. Humillaba pero salía distraído del capote de Enrique Ponce. Empujó en el caballo sólo con el pitón izquierdo. Mucha sosería del animal en los dos primeros tercios, cortaba en banderillas y se defendía. Comienzo de faena por arriba y a media altura, y pronto en redondo, toques firmes, alegraba con la voz al animal. Sin atacarlo, lo llevaba y le dejaba la muleta puesta. Tardeaba el burel pero consiguió hacerlo embestir, muletazos engarzados, que no rematados, llegó el cambio de mano por delante para ligar el natural. Con la zurda, ayudándose con la espada, cuatro y el de pecho. Final de faena ya clásico en su tauromaquia, muletazos por bajo de rodilla genuflexa. Un toro de acusada sosería, muy justo de raza, al que entendió e hizo embestir en una faena de detalles aunque de poca emoción. Oreja.

Reunido de hechuras el cuarto, metió bien la cara en el capote de Ponce, mejor por el pitón derecho. Puyazo trasero, hizo sonar el estribo y se quiso quitar el palo. Brindis al público. Comienzo de faena rodilla genuflexa, un circular, siguió por abajo pero llevándolo hacia delante. Incorporado, primera serie en redondo, suavidad. Segunda, desgana del animal pero el valenciano lo tapaba cuando le corría la mano a media altura, sin molestarlo. Avanzada la faena, con la diestra, muletazos engarzados, toreo noria que llegó a los tendidos. Faena larga a un manso reservón, con la plasticidad de este torero aunque de poca emoción porque el toreo que no se hace por abajo dice más bien poco. Oreja.

Más corto el pitón derecho que el izquierdo y vareado el primero de Antonio Ferrera, que humilló en el capote aunque se le acostó por el pitón derecho. Carrusel de un caballo al otro, fue tres veces y salía huido. Manso claro con buen tranco en banderillas.

Brindis al público, se le volvió a acostar por el pitón derecho en el comienzo de faena. Se echó la muleta a la mano zurda y le sorprendió, toro probón y mirón, toques firmes y empezó a embestir el animal, incluso despacito, pero más acordándose de lo que dejaba atrás. Siguió al natural con oficio. Con la diestra, poco recorrido y sin humillar. Se le volvió a arrancar descompuesto. Toro que se movió pero sin ritmo y sin clase. Esfuerzo del torero y faena sin lucimiento. Oreja.

Acapachado el quinto, no se dejó torear con el capote, punteaba y se quedaba corto. Se empleó en el caballo. Toro sin definir cuando llegó a la muleta.

Brindis a José Domínguez, Pepe Marchivirito. Inició Ferera la faena con suavidad, lo llevaba muy tapado pero le costaba ir hacia delante, le faltaba el tranco final. Al natural, soseaba el animal hasta que consiguió alargar por un momento aquella cansina embestida cuando tomaba las afueras. Trasteo largo de medios pases ante un toro muy deslucido. Tardó en cuadrarlo y entró al paso para cobrar una estocada muy baja.

Terciado el tercero, primero de Ginés Marín, un toro de muy poca entrega en las verónicas bien tiradas del oliventino. Manso de libro, estaba loco por huir de los engaños, de muy poca entrega en el caballo que montaba Guillermo Marín. Bien Fini con los palos, se le venía cruzado a Antonio Punta, que lidiaba.

Bello comienzo de faena, de mucha suavidad, alternaba el pase de la firma con la trinchera, el cambio de mano por delante y el de pecho. En redondo, primera tanda con la derecha, comenzó el animal a embestir con desgana. Al natural, buena serie, muletazos largos rematados con los vuelos. Una segunda con la zurda, ya sin entrega el zalduendo. Otra vez con la derecha, poco recorrido y poca codicia. Toro muy desrazado ante el que todo lo puso el torero, faena de mucho querer, de mucho tapar defectos. La prueba es que cuando se puso para las manoletinas finales en los medios, cuando el animal vio que en ese terreno iba a poder él, se arrancó y repitió. Gran estocada. Dos orejas.

Demasiado agradable por delante el sexto, sus medias embestidas al capote de Ginés Marín eran rebrincadas. Echaba las manos por delante. Puyazo trasero en el que hizo sonar el estribo. Brindis al público, se le acostó por el pitón izquierdo en el primer estatuario con el que Ginés comenzó la faena. Se puso a querer torear en redondo pero el de Zalduendo echó el freno de mano y se paró en seco. Pocas veces se ve un toro tan escandalosamente a la defensiva como ese que le tocó en desgracia al joven torero. No tuvo más remedio que entrar a matar para cobrar otra buena estocada.