El Papa está "en vías de curación" y "los controles analíticos son satisfactorios", pero nadie puede saber aún las consecuencias que comportará para su delicado organismo la laringotraqueitis aguda que el martes obligó a hospitalizarlo.

Esta es la síntesis de las informaciones que ayer salieron del policlínico Gemelli de Roma, donde Juan Pablo II deberá permanecer "siete días", puntualizó con una sonrisa el portavoz y médico Joaquín Navarro Valls, explicando que es el periodo habitual para curar la gripe.

Fuentes médicas han confirmado que la terapia suministrada al Papa comprende antibióticos, cortisona y oxígeno y que se le han tomado radiografías de los pulmones. Esto habría impedido que la traqueitis que le aquejó el lunes degenerase en bronquitis o incluso pulmonía. "Hasta hoy", precisó uno de los médicos. "No hay que olvidar que el Pontífice está gravemente enfermo y tiene 84 años", añadió el cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, presidente del Pontificio Consejo para la Salud.

Una de las posibles secuelas de la enfermedad, añadida al cuadro clínico que ya existía, podría ser una mayor dificultad en hablar. Recientemente hizo ejercicios para aprender a articular la voz a medida que los efectos del Parkinson se acentúan, pero se desconoce lo que podría suceder si tuviese que poner siempre por escrito todas sus palabras.

LOS SEMINARISTAS DE ROMA En vistas de la positiva recuperación, es probable que el domingo dirija personalmente el Angelus de mediodía, aunque tal vez lo haga desde la cama del centro sanitario o a través de una grabación. Además, la agencia italiana Ansa informó ayer de que el Vaticano prepara una videoconferencia para el sábado, en la que Juan Pablo II se dirigirá a los alumnos del seminario de Roma.

Una de las pocas personas que han visto a Karol Wojtyla cada uno de estos días pasados es el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano, una especie de primer ministro. En ausencia forzada del Papa, administra el Gobierno ordinario de la Iglesia, aunque sin tomar decisiones capitales. "En el Vaticano no hay valijas nucleares de las que alguien deba poseer la llave en cualquier momento", dijo Navarro durante otra hospitalización. Aún así, en los últimos tiempos Sodano ha acumulado mucho más trabajo del habitual, ya que, debido a su precaria salud, al despacho del Papa sólo llegan asuntos importantes.