Benedicto XVI abdicará el jueves, pero sigue actuando sobre los equilibrios del Gobierno central de la Iglesia y en consecuencia del cónclave. A seis días de su retirada, ayer sustituyó al viceministro de Exteriores y lo mandó como nuncio a Colombia. Profesionalmente equivale a una promoción, pero objetivamente es un alejamiento.

Se trata de monseñor Ettore Balestrero, que a sus solo 47 años era considerado una estrella emergente de la diplomacia vaticana, cercano al secretario del Papa, Georg Gaenswein, y hombre de confianza del secretario de Estado, el cardenal Tarsicio Bertone. Llevaba las relaciones de la Iglesia con China e Israel, pero también había tratado con Moneyval --el organismo que certifica la transparencia de las leyes bancarias-- el caso del IOR, la banca vaticana, cuya transparencia sigue en entredicho. El control político de esta institución está en manos de Bertone.