Las últimas informaciones llegadas desde la fosa abisal donde se hundió el Prestige son, por vez primera, muy esperanzadoras. Las 45 toneladas diarias que salían de la popa del buque hace un mes se han reducido a tan sólo una, mientras que en la proa queda por taponar por completo una única fuga, según los datos facilitados ayer por el Comité Científico Asesor que dirije los trabajos del batiscafo Nautile .

Los científicos no se atrevieron a cifrar la cantidad de crudo que emerge ahora del barco. Sólo apuntaron que la cantidad se ha reducido de modo "notable" respecto a las 80 toneladas en que se cifraron las fugas el pasado 8 enero.

La popa del barco no había figurado hasta ahora entre las prioridades del Nautile , dedicado casi en exclusiva a sellar las fugas de la proa. El batiscafo no inspeccionaba la parte trasera del buque desde el 19 de diciembre, cuando selló una de sus grietas. Entonces se estimaban en 45 las toneladas que salían de esta zona.

La nota del comité no aclara las razones por las que se ha reducido el vertido, pero es muy probable que se deba al aumento de la viscosidad causado por el enfriamiento del fuel. Esto confirmaría la hipótesis del comité de que el crudo alcanzaría un punto de viscosidad a partir del cual no traspasaría grietas pequeñas.

AMENAZA EN LAS ISLAS

A pesar de estas buenas noticias, el hidrocarburo continúa amenazando las islas Atlánticas. Un informe de la consejería de Medio Ambiente aseguraba ayer que en las playas de este espacio natural permanecen toneladas de petróleo que es muy difícil limpiar. El mar arranca bloques de chapapote y lo conduce hacia la ría o bien de nuevo hacia las islas del parque natural.