Ya sabía que, para algunos, la mejor opción de remontar el vuelo era tomar un poquito de viagra. Pero ahora también sé que este medicamento diseñado contra la impotencia sexual sirve, entre otras cosas, para mantenerse mejor en pleno vuelo. Bueno, los primeros en conocerlo han sido los israelíes, cuya aviación ha anunciado que estudia repartir este medicamento contra la impotencia sexual entre sus pilotos para mejorar sus aptitudes en el aire. La iniciativa se basa en investigaciones que aseguran que los alpinistas que consumen un derivado de la viagra resisten mejor la altitud. Es decir, no les afecta el cansancio y no sufren tanto el problema de la disminución de oxígeno que se produce a mucha altura. Mantenerse en el aire es un arte, es como pasear por la cuerda floja del circo, hay que saber hacerlo y dar espectáculo. Y la verdad es que últimamente somos muy de trapecio, tenemos muchas cosas suspendidas en el éter y, atendiendo a las indicaciones del ejército israelí, es posible que todo nos fuera mejor si la Administración repartiera un poquito de viagra. Viagra para el gobierno tripartito de Cáceres, al que cada vez que se le empina el asunto de El Corte Inglés se puede cortar el aire. Viagra para los colapsados juzgados regionales, en los que parece que hay mucho desaire. Y viagra en dosis de elefante para la campaña electoral que se avecina, ya que hasta conocer quién podrá aterrizar el 9-M hay muchos que son conscientes de que sus cosas están en el aire. Porque en campañas reñidas como esta es cuando los funambulistas se dan cuenta de que un cargo, como un ángulo de 45 grados, no puede mantenerse toda la vida, ni quizá con un poquito de viagra.