ELECCION ESTREPITOSA

El sacerdote del Opus Dei y periodista extremeño José María Gil Tamayo cuadruplicó en votos al candidato auspiciado por Rouco, el obispo auxiliar de Madrid César Franco, al ser elegido este miércoles secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal.

AROMA BERGOGLIANO

Experto en comunicación social institucional y muy bien relacionado en Roma, solo ha necesitado dos ruedas de prensa en dos días para marcar evidentes distancias con la era del tándem Rouco-Martínez Camino. Y lo ha hecho con un discurso de inconfundible aroma bergogliano. Firme en lo doctrinal, pero que esboza una Iglesia despolitizada y comprometida con la realidad social, fundamentos éticos y la actividad pastoral.

AVISOS A NAVEGANTES

En esas dos primeras intervenciones, dejó ya un puñado de frases esclarecedoras que podría haber pronunciado Francisco. Debutó abogando por que la Iglesia "salga de las páginas de sucesos", se supone que en alusión a los escándalos como los de los bebés robados o pederastia, y sea "la voz de los pobres y excluidos". "No vamos a ser profetas de calamidades", anunció, lejos del estilo admonitorio de su predecesor. Y en su segunda aparición, al día siguiente, además de cargar con dureza contra las cuchillas de la valla de Melilla, reafirmó su posición doctrinal contra el aborto sin que ello le impidiera considerar que la pugna política en torno a este tema "no es la contienda de la Iglesia".