Portugal continuaba anoche trabajando con la meteorología en contra para extinguir el incendio declarado el sábado en Vila de Rei, en el centro del país, que se extendió al municipio vecino de Mação y se ha convertido en el más complicado de este verano.

A pesar de que Protección Civil dio al cierre de esta edición por controlado gran parte del área del fuego, cuyo perímetro superó los 50 kilómetros, la preocupación se mantenía ante el empeoramiento de las condiciones meteorológicas a lo largo del día, que dificultó las labores de extinción e hizo avanzar las llamas.

«Nos espera un intenso trabajo», señaló el comandante Luís Belo Costa en rueda de prensa, que reconoció que la situación se mantiene «muy grave» y lamentó el aumento de las temperaturas y el cambio de la dirección del viento. Ya ha habido 20 heridos.

Unos 800 bomberos participan en las labores de extinción del fuego, cuya violencia hizo que se extendiese hasta Mação, donde «la situación es complicada, con muchas reactivaciones», según explicó en declaraciones a Efe el alcalde, Vasco Estrela.

El fuego ya ha arrasado casi 3.000 hectáreas en este municipio, avanzó Estrela, que explicó que afectó a 11 aldeas.

Las autoridades anoche todavía no habían ofrecido cifras oficiales del alcance del incendio, pero el Laboratorio de Fuegos de la Universidad de Trás-os-Montes calcula, según medios locales, que ya había ayer 8.500 hectáreas.

En Sarnadas, una de las aldeas de Mação afectadas, los bomberos eran ayudados en la extinción por los vecinos, que se quejaban de la tardanza en llegar a la zona de los medios aéreos.

quejas de los afectados / «Antes apagábamos los fuegos los vecinos y ahora, con tantos medios, los fuegos no se apagan», dijo a Efe una vecina, Lourdes, mientras llenaba cubos de agua en una fuente municipal, que aseguró que los aviones llegaron cuando las llamas estaban casi en su casa.

El de Vila de Rei es solo uno de los cinco incendios que se declararon el sábado en el distrito de Castelo Branco, con otros cuatro fuegos en la vecina Sertã que fueron controlados a lo largo del día y de la pasada madrugada.

Las llamas en Vila de Rei, Mação y Sertã llevaron al desalojo de varias aldeas y 30 personas tuvieron que ser atendidas por los servicios médicos, de los cuales solo una está grave, un civil que fue trasladado a la unidad de quemados de un hospital de Lisboa, hasta donde se acercó el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, para interesarse por él.

Mientras los bomberos continuaban con las labores de extinción, las autoridades empezaron a investigar las causas de los fuegos, para las que no descartan la participación humana, especialmente después de que la Policía Judicial encontrase artefactos incendiarios en Vila de Rei, según medios locales.

El ministro de Administración Interna de Portugal, Eduardo Cabrita, señaló en declaraciones a la prensa que hay una «extrañeza» entre las autoridades porque varios de los incendios declarados el sábado empezaron casi al mismo tiempo en locales muy próximos.

Además, la Policía Judicial portuguesa anunció que detuvo a un hombre de 55 años sospechoso de iniciar un fuego cerca de Castelo Branco, aunque la «rápida intervención» de los bomberos en este caso impidió que la situación alcanzase proporciones mayores.

La ayuda para controlarlo llegó también de fuera de sus fronteras, ya que la Unión Europea estuvo produciendo mapas satélite de los incendios a través del programa Copernicus, según informó el comisario europeo para la Ayuda Humanitaria y la Gestión de Crisis, Christos Stylianides.

«La Unión está preparada para ofrecer más ayuda», aseguró el comisario en un mensaje en su perfil oficial de Twitter.