Mariano Rajoy se levantó ayer con la intención de marcar distancias de las polémicas teorías que, 24 horas antes, había expuesto el expresidente José María Aznar sobre el cambio climático. Pero también se levantó con la decisión de que debían ser otros miembros del partido, y no él mismo, los que le enmendaran la plana al actual responsable de FAES. Con ese afán, a primera hora de la mañana acudió a Los desayunos de TVE para ser entrevistado. Se le preguntó al líder del PP si, como su antecesor en el cargo, considera científicamente cuestionable la existencia de un cambio climático.

Rajoy trató de esquivar la cuestión: Dijo desconocer las palabras de Aznar --pese a ser recogidas ampliamente por la prensa-- y alegó que la postura oficial del PP es la recogida en su programa electoral, que califica el cambio climático como "el mayor problema medioambiental al que se enfrenta la humanidad".

Rajoy no fue más allá. Sin embargo, aludió de forma velada al rechazo que causó la referencia que él hizo, justo antes de las elecciones, a un primo suyo científico que minusvaloraba el peligro del cambio climático. "Bastantes problemas me dio", admitió.

Entonces, se vio obligado a rectificar y cambió de criterio. No se puede decir lo mismo de Aznar que, el miércoles, en la presentación del libro Planeta azul, no verde , del presidente Vaclav Klaus, tildó de "abanderados del apocalipsis climático" a los que temen los efectos del clima. Por la tarde, el PP sacó a la palestra a su portavoz en la comisión para el estudio del cambio climático en el Congreso, María Teresa de Lara, que enfatizó que la posición de Aznar no es la del PP.