Por segundo año consecutivo, el Bribón ha tenido que cederle al Caixa Galicia la Copa del Rey-Trofeo Agua Brava de vela. El Rey y sus compañeros de tripulación, sin embargo, se dieron ayer por satisfechos ya que, según cómo se mire, más que los segundos quedaron los primeros de todos los demás. Con la entrega de premios, celebrada anoche, se cerró una semana de regatas y de idas y venidas al Club Náutico de Palma de Mallorca, un ágora para aficionados y curiosos.

El Bribón, nacido para ganar, también sabe perder. Acostumbrado a ser el rey de las regatas, y no sólo porque Juan Carlos esté a la caña, el Bribón tiró de la competición durante muchos años en los que no conoció rival. Ahora, con el apogeo de la vela y las inversiones millonarias en nuevas embarcaciones, el Bribón debe medirse con otros barcos diseñados para ganar. Así la derrota es más dulce.

Peor lo tuvieron el CAM, con el príncipe Felipe a bordo, y el Azur de Puig, de la infanta Cristina, que quedaron en las posiciones octava y 10º, respectivamente. Los dos barcos, además, tuvieron un pequeño conflicto en el mar el pasado sábado y la tripulación del Azur presentó una reclamación contra el CAM. Por esta razón, el CAM bajó posiciones en la clasificación. En el mar, no hay hermanos que valgan.

APOYO FAMILIAR

Pero fuera de la competición, la familia siempre echa una mano. La Reina se embarcó ayer en el Bribón (en la foto, junto al Rey, poco antes del inicio de la última regata de la Copa del Rey) para ver si su simbólica visita le daba al barco el empujón que necesitaba para arrebatarle el triunfo al Caixa Galicia. Sin embargo, la balsámica presencia de Sofía, que acompañó al Bribón desde el club hasta el campo de regatas, no fue suficiente y la última prueba no hizo más que confirmar las posiciones.

La Reina ha seguido las regatas todos los días. En algunas ocasiones, acompañada por tres de sus nietos, los pequeños Juan, Pablo y Miguel Urdangarín. A Juanito, el mayor, de casi 4 años, se le oyó un día lanzar vivas a su madre, cuando el barco de la infanta pasó ante la Somni, la lancha en la que su abuela los sacó al mar. La estampa de los tres niños rubios vestidos igual ha entrado a formar parte de la iconografía de la Copa del Rey. Son, como se dice, niños de anuncio.

Por cierto, los duques de Palma han conseguido que su título no se convierta en el nombre de un hotel tras ratificar el Tribunal Superior de Justicia de Baleares una decisión de la Oficina de Patentes y Marcas que impidió al hotelero balear Pedro Pablo Hoz abrir un establecimiento llamado Duques de Palma. El empresario, que alegó la existencia de un hotel Juan Carlos I, perdió el juicio.