Un abogado de Santa Cruz de Tenerife ha presentado ante la Audiencia Nacional una querella por homicidio imprudente contra Salvamento Marítimo por la muerte en el mar de 88 inmigrantes subsaharianos la madrugada del pasado 19 de julio. Los fallecidos cayeron al agua cuando el cayuco en el que iban volcó mientras era asistido por dos patrulleras de Salvamento Marítimo.

La versión oficial de la Delegación del Gobierno en Canarias fue que el rescate se llevó a cabo en condiciones extremas y con olas de cuatro y cinco metros "que golpeaban el cayuco cada pocos segundos", según informó el delegado, José Segura. "Los inmigrantes estaban muy nerviosos, se pusieron de pie y la barca volcó", añadió. Entre los ahogados había al menos dos mujeres y varios menores.

Esta versión es diametralmente opuesta a la explicación que dieron 15 de los 48 inmigrantes que lograron salvar la vida porque sabían nadar. Según estos supervivientes, a quienes representa el abogado Alonso Peña, una de las dos patrulleras de Salvamento Marítimo que acudió al rescate, a 98 millas al sur de Tenerife, chocó con el cayuco en una maniobra de aproximación y partió la barca en dos. Todos los ocupantes cayeron al agua.

LANCHAS El letrado sostiene, según sus clientes, que la primera patrullera que se acercó al cayuco, sobre la medianoche del 19 de julio (seis horas después de haber sido avistado), no hizo maniobras de rescate y esperó la llegada de una segunda patrullera de menor altura, la Conde de Gondomar, para llevar a cabo el trasvase de los inmigrantes uno a uno. Fue en la maniobra de acercamiento de esta patrullera cuando se produjo el choque.

El abogado dice además que ninguna de las dos patrulleras llevaba lanchas neumáticas para lanzar al agua, lo que tacha de negligencia. De hecho, solo pudieron arrojar algunos flotadores. Esa es la misma versión que sostiene el presidente de la Asociación de Ghana en Tenerife, Staphan Davis, quien asegura que sus compatriotas le explicaron que el cayuco volcó tras un choque de la Conde de Gondomar. Davis, sin vinculación con la querella y que no juzga si lo ocurrido fue una imprudencia o un accidente, acudió al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Santa Cruz de Tenerife, donde los supervivientes fueron recluidos en cumplimiento de la ley de extranjería, para intentar identificar a algunos de los desaparecidos o supervivientes mediante fotografías que le hicieron llegar por internet desde Ghana. Ningún joven de esas fotografías estaba con vida.