Antes de salir al mercado estaba previsto que el nombre del videojuego fuera Bully (adaptación del término que en inglés define el acoso escolar). El lunes, el profesor Iñaki Piñuel presentó un controvertido y muy criticado informe sobre tal cuestión. Ayer se presentó Bully , rebautizado como Canem Canis Edit (en latín, el perro muerde al perro).

El juego apuntaba maneras de apología del acoso escolar, pero al final Canem Canis Edit está en la frontera. Es más una recreación de la violencia de las aulas británicas de los 60, donde pegar a los alumnos era legal, que un pasatiempo en el que agredir gratuitamente a los débiles. Reproduce un mundo cerrado de internado, con misiones en las que el jugador debe sobrevivir al resto de los alumnos, los profesores y su propio carácter, endurecido por las expulsiones.

Canem Canis Edit , para Playstation 2 y mayores de 16 años, pone al jugador en la piel de Jimmy Hopkins, un joven de 15 años violento y marrullero, víctima de una madre que lo ingresa en el internado para irse de luna de miel durante un año con su quinto marido. Con modales pendencieros y aspecto de brutote, Jimmy se las verá con las distintas pandillas del colegio.

"Jimmy no es un santo, pero tampoco es un mal tipo", aseguran desde Rockstar, empresa famosa por ser autora del 1.000 veces más violento y criticado GTA. Para manejarse en el entorno, Jimmy tendrá que desarrollar distintas habilidades, como el boxeo, la lucha o el escondite. Nada políticamente correcto.

En cualquier caso, la violencia manda. Los matones respetan a quien los vence. Eso sí, se ha eliminado la sangre. ¿Buen corazón de los diseñadores En realidad, así esquivan la etiqueta de mayores de 18 años. Los menores de esa edad pueden, pues, estampar virtualmente varias veces un bate en la cabeza de alguien sin que esta sangre.

El juego incluye un llamado modo humillación, por el que una vez vencido el enemigo se le puede retorcer el brazo para mayor escarnio.