Para evitar que otro puente cerrase la vista sobre el horizonte urbano, el arquitecto e ingeniero valenciano Santiago Calatrava ha proyectado una obra de vidrio, con una base de 74 vigas o costillas, cada una de ellas diferente de las otras. La estructura ha sido construida cerca de Mestre, la parte de Venecia asentada en la tierra firme.

El coste inicial previsto fue de 3 millones de euros, que han aumentado hasta los 10 millones actuales. A esta cifra, habrá que sumar ahora 1,2 millones para evitar los riesgos anunciados.