El Sistema Nacional de Salud podría sumar cerca de 5.500 millones de euros a su ahorro de 1.500 millones en gasto farmacéutico, regulado por el Gobierno la pasada semana, con una adecuada política de prevención y tratamiento del tabaquismo.

Así lo indicó ayer Juan Ruiz Manzano, presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), quien dijo que el importe de los gastos atribuibles al tabaquismo en 2008 fue de 14.710 millones y los ingresos por impuestos procedentes del tabaco ese mismo año alcanzaron sólo 9.266 millones de euros.

En 2008, el Gobierno español pagó para cubrir los gastos sanitarios directos de sólo cinco enfermedades relacionadas con el consumo del tabaco --EPOC, asma, cáncer de pulmón, enfermedad cerebrovascular y coronaria-- 6.870 millones de euros.

PERDIDA DE PRODUCCION De esa cantidad, el 38 por ciento se destinó a los gastos sanitarios ocasionados por la EPOC, es decir, 2.610 millones de euros, ha puntualizado el presidente de Separ.

El coste que tuvieron las empresas españolas en el citado año, como consecuencia del tabaquismo, fue de 7.840 millones de euros. De esta cifra, el 76% se atribuye a la pérdida de productividad, el 20% a costes adicionales de limpieza y conservación de instalaciones, y el resto al absentismo laboral.

LOS MAYORES AVANCES "Además de los beneficios en cuanto a ahorro de costes a la Sanidad pública, la ampliación de la Ley Antitabaco supondría uno de los mayores avances en los últimos años en cuanto a salud pública", según afirmó Ruiz Manzano.

El neumólogo insistió en concretar que la ampliación de esta Ley se hace necesaria con el objetivo de "defender los derechos de los no fumadores a no inhalar el humo de tabaco".

Esgrimió que el tabaquismo debe de tratarse como un problema de salud pública de gran dimensión que cada año se cobra vidas humanas de fumadores activos y pasivos.

El doctor Carlos Jiménez, coordinador del área de tabaquismo de Separ, concluyó que todos los estudios sobre el impacto económico de las leyes de ambientes libres de humo en diversos países revelan que no hay consecuencia negativa alguna para el sector hostelero y que, si se produce algún cambio, es en sentido positivo.