Tras visitar al peluquero, al maquillador y al diseñador de cabecera, los Grimaldi ya estaban a punto para presidir la primera gala de la Cruz Roja después de Rainiero. Como en el Baile de la Rosa y el Festival del Circo de Montecarlo (tres días rojos en el calendario monegasco), la velada del viernes sirvió para demostrar que las cosas, al menos en apariencia, siguen igual en Mónaco: Estefanía persiste en encontrar estilo y sosiego en la sala de musculación, Alberto reincide en el estilo camarero (americana blanca, pajarita negra), y Carolina sigue confiándose a Chanel (los tres hermanos, de izquierda a derecha).

Si no fuera porque Rainiero fue el gran ausente, se diría que en Mónaco el tiempo no existe (incluso la tía Antoinette, hermana de Rainiero, conserva el mismo aspecto de veteranía insospechada que ya lucía en los 70).

Los comensales pagaron mil euros por cubierto en una noche de grandes cifras: 30 chefs sirvieron 50 kilos de caviar de Irán, 80 lubinas de cinco kilos y 200 filetes de ternera. Entre los asistentes estaba la cantante Anastacia y el actor Roger Moore. Pero quienes dieron el golpe con sus jovenzuelos acompañantes fueron Ivana Trump y la actriz Gina Lollobrigida, que fue con un veinteañero.