La primera ley climática de la Unión Europea (UE), que pretende reducir a cero las emisiones netas de gases con efecto invernadero para el 2050, fue recibida ayer con críticas de ecologistas y una parte importante del arco parlamentario. La propuesta, avanzada ayer por este diario, fija la trayectoria que los Veintisiete deberán seguir las próximas tres décadas para descarbonizar la economía europea pero hace oídos sordos a la petición de una docena de estados miembros de acelerar la revisión del objetivo de reducción de emisiones para el 2030 que queda aparcada.

El objetivo de la UE para el 2030 incluye un recorte del 40% de las emisiones respecto a los niveles de 1990. El nuevo objetivo incrementará la ambición hasta el 50% o el 55%. El plan también pasa por una revisión de todos los instrumentos relevantes para cumplir con el objetivo del 2030 en junio del 2021 así como la revisión de la trayectoria 2030-2050 cada cinco años a partir del 2023. La hoja de ruta, aprobada durante un colegio de comisarios al que asistió Greta Thunberg, contempla un estudio de impacto sobre la creación de una tasa al carbono en frontera, un elemento reclamado por España, la revisión de la directiva sobre impuestos energéticos y una consulta pública sobre el pacto climático.

Ninguno de estos elementos impresionaron a la activista, que calificó de «rendición» el plan europeo. «Indirectamente están cediendo y abandonando el acuerdo de París, renunciando a sus promesas para garantizar un futuro seguro para los niños de hoy y mayores de mañana», afeó ante la comisión de Medio Ambiente del Parlamento. «Esta ley es insuficiente. No tenemos liderazgo y nos falta tiempo», avisó.