El módulo de aterrizaje Beagle 2, un pequeño robot de investigación diseñado en Gran Bretaña, se separó ayer de la sonda Mars Express e inició el descenso hacia la superficie de Marte, un camino que concluirá el próximo jueves, día de Navidad, en una atractiva región de nombre Isidis Planitia. Después de medio año de viaje y 400 millones de kilómetros recorridos, la delicada maniobra se desarrolló sin problemas a las 9.31, hora española, y fue confirmada a mediodía por el centro de control de la Agencia Europea del Espacio (ESA) en Darmstadt (Alemania).

La primera misión interplanetaria desarrollada en solitario por Europa superó la operación, pero aún no puede cantar victoria.

A las pocas horas de la maniobra, la minicámara del Beagle 2 transmitió una imagen en la que se veía alejándose, ya a lo lejos, la silueta redondeada de la Mars Express. El Beagle 2 no dispone de propulsión propia por lo que el éxito dependerá en gran medida de cómo sobrevive al aterrizaje y de dónde cae. Hasta que se pose y pueda desplegar sus paneles solares, la única fuente energía del Beagle son unas baterías de potencia limitada.