Un aniversario como el de ayer, 40 años desde que Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano en pisar la Luna, da pie a la nostalgia. Entre la mayoría de los astronautas de aquella misión y de las otras del Apollo, sin embargo, lo que se añora es el riesgo, la aventura, el arrojo, la ambición, la curiosidad- La Luna ha quedado atrás. Ha llegado el momento de mirar a Marte.

El mensaje lo lanzan en estos días de celebraciones alto y claro, con una energía que no ha desaparecido de sus discursos, los septuagenarios y octogenarios astronautas que entre 1961 y 1975 volaron en el programa Apollo, estrellas en conferencias y ruedas de prensa como una celebrada ayer en la sede de la NASA en Washington, donde Walt Cunnigham, piloto del módulo lunar en el Apollo 7, fue contundente: "Hemos permitido que nuestro país se convierta en una sociedad con aversión al riesgo . Necesitamos volver al punto en que reconocemos que hay cosas por las que merece la pena arriesgar la vida".

La ambición les hace pensar ahora más allá de un satélite ya explorado. Y el domingo, en una inusual aparición conjunta de los tres tripulantes del Apollo 11, lo constataron Buzz Aldrin y Michael Collins, los compañeros de viaje de Armstrong.

SITIO EQUIVOCADO "A veces pienso que yo volé al sitio equivocado", dijo Michael Collins en una conferencia en el Museo del Aire y del Espacio de la capital, donde menos de 500 personas lograron entradas en un sorteo para el que se apuntaron hasta 7.000. "Me gustaría que el Planeta Rojo se convirtiera en el centro de atención, de la misma manera que Kennedy hizo con la Luna".

Buzz Aldrin, el hombre que paseó con Armstrong, urgió a EEUU a "lanzarse a una nueva gran misión de exploración. Han pasado cuatro décadas desde que Neil, Mike y yo cruzamos la negritud del espacio para ganar una carrera" --dijo--. "Esta vez, podríamos hacer de la Luna un peldaño para destinos más emocionantes y habitables. Si perseveramos, podemos llegar a Marte antes del 2035".

Solo Armstrong parece inclinarse por seguir con la exploración lunar, apostando por aumentar la cooperación internacional. "Fue la competición pacífica definitiva: EEUU contra la URSS" --dijo al recordar su misión--. "Y acabó ofreciendo un mecanismo para engendrar cooperación entre antiguos enemigos. En ese sentido, fue una excelente inversión nacional de ambas partes".

EN LA CASA BLANCA El trío pudo transmitir ayer sus opiniones al presidente de EEUU, Barack Obama, que los recibió en la Casa Blanca y los definió como "verdaderos héroes americanos" y "la piedra de toque de la excelencia de la exploración espacial". El es quien ha ordenado a una entidad independiente revisar la viabilidad del cuestionado programa Constellation, con el que la NASA estudia volver a la Luna en el año 2020 para establecer bases. Y es el mejor interlocutor para el mensaje que Aldrin lanzó el domingo: "¿Creemos todavía en grandes sueños, en nosotros mismos, estamos listos para un gran reto? Llamo al Gobierno a dar esta respuesta: Yes, we can. Sí, podemos".