Está visto que en España los únicos que cumplen con las leyes de la endogamia son los miembros de las grandes familias de Jerez. Los Domecq, Terry, Osborne, Bohórquez, Garvey y compañía, apellidos de bodegas, caballos y toros, llevan casándose entre ellos varias generaciones y cruzando los apellidos de modo que todos continúan formando parte de una gran familia. La semana pasada, se casó en Jerez de la Frontera Sol Bohórquez Domecq con Borja Domecq Noguera, que son menos primos de lo que parece, pero cuyos apellidos atestiguan que tienen mucho en común.

A la boda, de la que dan cumplida cuenta las revistas rosas de esta semana, acudió un invitado muy especial: el Príncipe, amigo de la novia y de sus hermanos. Felipe de Borbón estuvo rodeado de bellezas jerezanas de ilustres apellidos. Pero, como corresponde al protocolo nupcial en estos casos, fue emparejado con Mercedes Bohórquez (a la izquierda de la foto, con falda blanca y chaqueta verde), la guapa hermana menor de la contrayente, quien, tras esta rutilante aparición pública, ha pasado a colocarse en la pole position de las candidatas a novia real.

La joven, de 21 años, ojos azules, melena rubia, española pero con aspecto de nórdica, moderna sin pasarse, estudiante de Empresariales, discreta y representante de las nuevas generaciones de las buenas familias de toda la vida, es un cruce, al menos en aspecto, entre Isabel Sartorius y Magdalena de Suecia. La muchacha tiene, además, un atractivo añadido: su madre, Mercedes Domecq, es una señora estupenda, fina y elegante que permite aventurar cómo serán sus hijas cuando alcancen su madurez.

CHICA POLITICAMENTE CORRECTA

Y dicho esto, no hay ningún indicio de que el Príncipe viera en Mercedes Bohórquez lo que ve cualquiera que observe su imagen. O quizá él vio más, y la espléndida fachada de la muchacha esconde un interior no compatible con el Heredero. Como ha quedado plasmado en varias ocasiones, el príncipe Felipe no es de los que se deja deslumbrar, ni mucho menos aconsejar. En todo caso, ha quedado demostrado que, si se busca una chica políticamente correcta, puede encontrarse. A una Mercedes Bohórquez o similar no le pondría nadie ningún inconveniente.