Con buena nota y evidenciando las cordiales relaciones entre las familias reales jordana y española, los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, fueron ayer dos de los protagonistas de la cena en honor del príncipe heredero jordano, Hamza, y su esposa, Noor. La reina Sofía y la infanta Cristina arroparon a la pareja de recién casados en su primer acto oficial tras la boda.

Vestida de verde, Letizia vio desde el otro lado de la barrera el largo proceso protocolario del besamanos. Llegado su turno --la Reina fue de las primeras en desfilar, los Príncipes de Asturias lo hicieron antes que Haakon y Mette-Marit de Noruega, y la infanta Cristina precedió a Andrés de Inglaterra--, Letizia intercambió sonriente unas palabras con la reina Rania y con la novia, que lucía un poco apocada ante la trascendencia del acto.

COMIDA CON NOOR Las dos reinas de Jordania, Rania y Noor, eligieron el azul, aunque en diferentes tonos. Junto a los novios, el rey Abdalá y los padres de la novia recibieron a los más de 3.000 invitados en el imponente palacio Zahran de Ammán.

De las buenas relaciones entre las familias reales española y jordana da fe el hecho de que, horas antes de la ceremonia, Sofía y Noor, madre del novio, comieran juntas.

La ceremonia fue muy diferente a los enlaces europeos. En la tradición musulmana, un matrimonio es una fiesta social. Los novios no se unen en matrimonio en una mezquita, sino en sus casas en un acto íntimo. Después, el mismo día o más tarde, se celebra la fiesta. Hamza y Noor se casaron en agosto en una sencilla ceremonia, y eligieron el bonito atardecer de ayer en Ammán para la fiesta.

En un descapotable, los novios desfilaron por la ciudad. Los actos de celebración se trasladarán hoy a la ciudad de Aqaba.