El conductor que el viernes sufrió en Santander un accidente y ocultó a los servicios de asistencia que llevaba dos pasajeros, cuyos cadáveres fueron encontrados el día después, ingresó ayer en prisión sin fianza. Según los primeros resultados de la autopsia, uno de los jóvenes no murió al instante, aunque se ignora el tiempo que duró su agonía.

El automovilista, Adrián G. B., de 21 años, iba bebido y circulaba a unos 150 kilómetros por hora en una autovía donde la velocidad máxima permitida es de 100 km/h cuando el coche se salió de la calzada. El solo sufrió heridas leves mientras otro pasajero ingresó en el hospital con lesiones graves.

El juez imputa al conductor dos delitos de homicidio por imprudencia, uno de conducción temeraria y otro de omisión del deber de socorro. Según el auto judicial, "instantes después del accidente, cuando fue preguntado por agentes de la Guardia Civil y del Cuerpo de Bomberos acerca de las personas que viajaban en el vehículo, el conductor contestó que solo viajaba con un segundo ocupante, que en ese momento estaba inconsciente en el asiento del copiloto, pero que se encontraban bien".

A la mañana siguiente del accidente, ocurrido a las afueras de Santander, los servicios de mantenimiento encontraron a unos 40 metros del lugar del siniestro, los cuerpos de los otros dos jóvenes, de 19 y 26 años. Los dos habían salido despedidos del coche como consecuencia del impacto, porque no llevaban puesto el cinturón. Según indicá el juez, después del accidente, "habría sido posible prestar asistencia sanitaria a las otras dos personas implicadas" si Adrián G. B., hubiese informado de su presencia. Su abogado alega que el joven "no recuerda absolutamente nada".