La nueva revolución de internet se llama Spotify. Desde la aparición de Napster y las redes de intercambio P2P (de terminal a terminal), ninguna palabra ha provocado tanto entusiasmo entre la comunidad de internautas aficionados a la música como el nombre de esta aplicación llegada de Suecia. Un programa que amenaza con dejar obsoleto el debate sobre la legalidad de las descargas de archivos y que, de paso, demuestra que en el ciberespacio el único modo de combatir un fenómeno no es perseguirlo, sino ofrecer algo mejor.

¿Qué es Spotify? En pocas palabras, Spotify es una aplicación disponible para Windows y Mac que permite escuchar música a través de internet al instante y sin tener que descargarla. Una radio online en la que el oyente elige en todo momento qué es lo que quiere oír. Una cosa tan aparentemente sencilla que se hace difícil creer que no existiera antes. En realidad, sí existía, pero no en un formato tan evolucionado. Gracias a su extensísimo catálogo y a su gran funcionalidad (el manejo es sencíllisimo), el invento sueco es lo más parecido a una jukebox universal que existe hoy. Si esto se consolida, la radiofórmula tradicional podría tener los días contados.

En las pocas semanas que lleva funcionando en España (en versión beta, es decir, no definitiva), el éxito del programa ha sido incontestable. Usuarios y teóricos de la red parecen haber alcanzado un raro consenso a la hora de considerar que Spotify será la revolución tecnológica más importante del 2009, un año que aún no ha cumplido los 40 días. "Estamos impresionados por la acogida --dice Lutz Emmerich, responsable del proyecto en España--. El ritmo de crecimiento es totalmente espectacular".

Las claves de ese éxito son varias. En primer lugar, por supuesto, la gratuidad. Otros puntos a favor son la estabilidad del servicio; la calidad de sonido; la posibilidad de compartir listas de reproducción con otros usuarios; la ya mencionada amplitud del catálogo, y, un punto importante, la legalidad sin claroscuros en la que se mueve.