José Moreno, quien ostenta el récord Guinness de cocido más grande del mundo (30.000 raciones), es un pocero de antigua militancia maoísta que ahora se dedica a la promoción inmobiliaria. En Fuenlabrada, una localidad del extrarradio madrileño, es también uno de los personajes más solicitados por sus cerca de 200.000 habitantes. Su móvil emite estos días un sonido constante y cada cinco minutos se acercan a la urbanización que acaba de finalizar interesados que siempre le formulan la misma pregunta. "He oído que aquí se venden pisos de 80.000 euros --le dicen--. ¿Todavía queda alguno libre?". Moreno pone entonces cara de circunstancias y responde: "Todos están vendidos. Pero apunte el número de la cooperativa que ha levantado esto. Puede que pronto volvamos a construir".

En un momento en el que se da una patada al suelo y se descubre un nuevo escándalo urbanístico y en el que la vivienda aparece siempre arriba en la lista de las principales preocupaciones de los ciudadanos, no es difícil ver a Moreno como una especie de Robin Hood del ladrillo: alguien cuya forma de proceder deja en evidencia todo el sistema inmobiliario. Las 402 viviendas que ha construido frente al Hospital de Fuenlabrada --con tres habitaciones, garaje, trastero, aire acondicionado e incluso piscina comunitaria-- se han vendido a un precio que oscila entre los 82.000 y los 88.000 euros, mientras que los pisos de idénticas características y en la misma zona han sido adquiridos por una cantidad cinco veces superior. "Lo hemos vendido todo a precio de coste", asegura.

¿Por qué vende a estos precios? "Por pura conciencia social", contestó ayer sentado en la mesa de un bar donde todo el mundo le saludaba, le abrazaba y le decía frases del tipo de "eres el más querido de toda Fuenlabrada". El promotor, en cualquier caso, es consciente de que puede levantar suspicacias. "Es normal que la gente piense que me estoy haciendo rico con todo esto --explicó--, pero solo he sacado un beneficio que me ha permitido comprar uno de los locales de la urbanización".

La cooperativa Nueva Avanzada, que él preside, compró al ayuntamiento por 6.300.000 euros el terreno sobre el que ahora se levantan los 402 codiciados pisos. Después, con el dinero de los socios, se contrataron los servicios de Fomento de Construcciones y Contratas. En febrero entregaron las llaves. Esta forma de edificar, tan aparentemente sencilla y sin embargo tan inusual, es la misma que empleó por primera vez hace una década en hacer 72 viviendas, que vendió por seis millones.