Cuando se acerca el 31 de diciembre, nuestra cabeza hace un doble recorrido. Por un lado, evalúa todo lo conseguido, los propósitos anteriores y los logros y fracasos de esos propósitos. Y, por otro lado, pone el foco en todo aquello que quiere lograr, lo que necesita y lo que desea tener. El cierre del año va acompañado de los nuevos propósitos. Todos aquellos errores que generemos en su formulación y en el plan de acción van a hacer que no lo consigamos. Por eso, es importante que cambiemos la forma que siempre hemos tenido de hacerlo.

Independientemente de si nuestros hábitos están relacionados con la salud y la alimentación o si tienen que ver con el aprendizaje o los idiomas, debemos seguir una serie de pasos indispensables. En primer lugar, lo importante es saber cómo formular ese propósito. No se trata de expresar un deseo y quedarnos ahí, tiene que seguir unas pautas. Y, en segundo lugar, debe haber un plan de acción, un camino a seguir de cara a su cumplimento y la evaluación del éxito.

METAS

¿Por qué unas metas fracasan y otras siguiendo el mismo procedimiento no? El error no se encuentra en la motivación, las causas externas o el azar; no son realmente los culpables. Hay un factor principal y prioritario: la formulación. Partiendo de la necesidad o de lo que queremos alcanzar, tenemos que saber cómo elaborar el propósito. Aunque no es conveniente que haya un número muy elevado de los mismos, sí podemos trazar varios, pero siempre con el mismo orden.

¿Cuáles son los requisitos que debe seguir un propósito para que esté bien formulado y nos podamos orientar a él? A través de la palabra 'smart', teniendo en cuenta cada letra, podemos escribir nuestra meta:

De esta forma, si nuestro objetivo es, por ejemplo, perder peso, debemos marcarnos una meta que siga la fórmula 'smart'. Debemos cuantificar los kilos o la talla a lograr o los meses que vamos a tardar en alcanzarlo.

PLAN DE ACCIÓN

Escribir nuestra meta con el modelo 'smart' es solo el primer paso. Aunque esto ya es un gran avance y va a determinar un gran porcentaje de la probabilidad de éxito, no es lo único que hay que hacer.

A través de las siguientes estrategias nos aseguraremos de que lo que queremos se alcance en el nuevo año:

1. La vida que quieres

Enfócate en aquello que, de forma conjunta, mejorará tu vida. Siguiendo con el ejemplo anterior, si tu objetivo es bajar de peso, ¿en qué repercutirá en tu vida? Seguramente aumente la autoestima y ganes en salud. Una meta concreta te afectará en todas las áreas.

2. Lista visible

Sea un deseo como sean 20, debemos tenerlos todos los días a la vista. Colocarlo en la nevera o en el espejo del baño nos ayudará a enfocarnos en ellos. Es conveniente que cada mañana dediquemos unos minutos a leerlos al levantarnos, cuando estemos desayunando o de camino al trabajo.

3. Fecha de inicio y fecha de fin

Es importante marcar de forma clara cuándo empezamos, los días que dedicaremos a ello y la fecha de reajuste, aquella en la que evaluaremos si vamos por buen camino. Todo tiene que ser realista, paulatino y sin desajustar toda nuestra vida.

4. Excusas

El 'bote de las excusas' es la mejor forma de no procrastinar. Por cada excusa falsa que nos pongamos y por cada autoengaño, echaremos una moneda en una hucha. Esto nos servirá a modo de castigo para incentivar la meta.

La práctica nos enseña que marcarse objetivos nos hace llegar más lejos que el improvisar o vivir por inercia. Saber qué queremos o dónde queremos estar nos asegurará mejores resultados que solo esperar. Cada 31 de diciembre nos trae la ocasión perfecta para ello.

* Ángel Rull, psicólogo.