A duras penas la boa que adornaba su cuello lograba cubrir los pechos de la talla 200, "naturales", que exhibía como principal reclamo en sus anuncios eróticos de la prensa gallega. Morgana es su nombre artístico. Rosana Pereira da Silva, como en realidad se llama esta brasileña afincada en A Coruña, está en libertad con cargos acusada de un delito relativo a la prostitución después de ser detenida por la policía el 28 de julio por explotar sexualmente a su mujer, Yolanda, una española con una discapacidad psíquica del 60%.

Yolanda se casó con Rosana por amor, asegura. Y la segunda se casó con la primera porque vio en la joven insegura e infantil la mejor opción para regularizar su situación en España, explica el entorno de la víctima, horrorizado tras descubrir el "infierno" en el que vivió Yolanda.

Se conocieron hace dos años, cuando Rosana ejercía la prostitución en un piso. En noviembre pasado se fueron a vivir juntas. La situación económica de las dos era complicada. Yolanda cobraba una mínima pensión por su discapacidad y Morgana apenas tenía clientes. Así que decidió que la joven tenía que contribuir prostituyéndose, por lo que la anunció en las páginas de contactos de la prensa local con el apodo de Kelly. Siempre declaró que se prostituyó obligada por su mujer, sin tener capacidad de valorar si quería o no hacer lo que Rosana le exigía que hiciera. Y tanto ella como algunas de las responsables de pisos en los que las dos mujeres trabajaron explicaron que todo el dinero que ganaba se lo quedaba la brasileña.

Aun así, en abril se casaron y Rosana consiguió los papeles de residencia. "Al principio, todo iba bien. Mi hija me decía que era feliz y que las dos trabajaban dando masajes. Aunque nunca me lo creí", contó la madre de Yolanda a la policía.

No tardaron en llegar los malos tratos. Tras cada nueva paliza Yolanda huía de su casa y se refugiaba en la de su madre, que una y otra vez le suplicaba que la abandonara. Pero a la mañana siguiente, siempre regresaba con su pareja. "La tenía controlada y dominada", contó la madre.