Noviembre del 2005. Un mensaje con instrucciones para montar chabolas con cartón recorre el mundo a través de internet. La idea vuela de Burgos a Buenos Aires y aterriza en Barcelona, donde germina en el fértil terreno de la crisis de la vivienda. Un grupo armado con cúters y cintas de embalar pasa la noche ante el Parlament, en chabolas de cartón.

Mayo del 2006. Miles de personas acuden a una convocatoria anónima, difundida por internet y SMS, y ocupan céntricas plazas en las grandes ciudades españolas. Durante ocho domingos, se sientan a exigir una vivienda digna. Activistas habituales coinciden con gente que no se manifiesta nunca.

Octubre del 2006. Suspendida la cumbre europea de la vivienda en Barcelona, un centenar de personas se cuela en un almacén Ikea para celebrar una fiesta en pijama.

De la práctica a la teoría

Son tres ejemplos de reivindicaciones pacíficas e imaginativas. Un fenómeno social que ha pasado de la calle a ser estudiado en la universidad. Centros académicos y museos organizan seminarios y talleres sobre la acción directa no violenta y la protesta creativa. En Barcelona, en octubre del 2000, el Macba puso el cartel de completo para el taller De la acción directa como una de las bellas artes . El pasado día 21, la Kings University College de Ontario (Canadá) inició las jornadas Taller práctico sobre acción directa no violenta y protesta creativa .

Años de reuniones y actividades han permitido acumular la información y los recursos suficientes para alumbrar el nacimiento del movimiento por una vivienda digna que, en su formato callejero, emplea lenguajes del teatro y el cómic. El fenómeno atrae a más y más gente, pero también críticas, tanto por parte de la izquierda radical (menos amante del espectáculo) como de aquellos que la juzgan frívola y elitista.

El puño alzado, las banderas y los himnos han pasado a la historia o conviven, arrinconados, con un tipo de reivindicación en el que no falta el sentido de humor. "Se ha pasado a una preocupación por la forma y el estilo que no solo viene del arte, sino también del lenguaje publicitario y el marketing", comenta el antropólogo Manuel Delgado. El reciente vídeo del robo del sillón del presidente Zapatero en el Congreso es una muestra de este intercambio de lenguajes.

En Barcelona, el taller del Macba fue uno de los gérmenes de la nueva protesta social. Desde allí se difundió el Manual de la Guerrilla de la Comunicación y grupos europeos intercambiaron con colectivos y agentes creativos locales nuevas fórmulas de comunicación para generar debate social.

La vivienda, el F²rum, la guerra de Irak y las cumbres de los países ricos han sido objeto de acciones originales. Del taller de Macba (y con financiación pública) surgieron iniciativas como Pret Revolter y Artmani (vestuario para manifestaciones), Indymedia (centro de medios independientes), Dinero Gratis, el Show Bus... y también Yomango, que convirtió el hábito de robar en grandes almacenes en un símbolo de resistencia al consumo. Hoy, decenas de colectivos se suman a una larga lista.

Según un activista del sector creativo, la mejor herencia de estos grupos ha sido la experiencia del trabajo cooperativo, la articulación entre gente del mundo del arte, el diseño, la universidad, las casas okupadas, los sindicatos y las colas del paro. El movimiento por la vivienda ha dado un paso más, confirmando que existe una multitud conectada a través de las nuevas tecnologías. El mismo activista añade: "En dos años se han popularizado plataformas como YouTube --vídeos en internet-- y ahora cada uno puede ser artista".

Las performances de los situacionistas en Mayo del 68, las prácticas de desobediencia civil y las visiones de la aldea global del gurú de la comunicación Marshall McLuhan son otras semillas que han germinado en el actual estilo de protesta social.