El mayor reto para la prometida reconstrucción de las zonas afectadas por el Katrina puede llegarle al presidente de EEUU, George Bush, de su propio partido. Incluso antes de que Bush pronunciara el jueves desde el corazón de Nueva Orleans un discurso alabado por su ambición y su contrición, representantes del ala conservadora del partido republicano pusieron pegas a los planes de que el Gobierno federal se haga cargo de la mayor parte de los gastos de la catástrofe, que superarán con creces los 163.000 millones de euros (27 billones de pesetas).

"No creo que todo lo que deba pasar en Luisiana deba ser pagado por el resto del país. Creo que hay ciertas responsabilidades que recaen sobre la gente de Luisiana", aseguró el senador de Oklahoma Tom Coburn.

COMISION INDEPENDIENTE Las brechas internas y la decisión de Bush de no crear una comisión independiente para investigar los errores cometidos por la Administración prometen restar fuerza a los proyectos delineados por el presidente en el discurso. Este estuvo tan centrado en la reconstrucción de la zona devastada --"uno de los mayores esfuerzos de reconstrucción que el mundo ha visto nunca"-- como en la de su propia imagen.

En una intervención de 24 minutos retransmitida en directo por todas las televisiones del país desde Jackson Square, en el Barrio Francés, el presidente asumió públicamente errores, prometió investigaciones de los fallos, delineó ambiciosos planes para Luisiana, Misisipí y Alabama, e incluso reconoció los problemas de pobreza y raciales que han empeorado la crisis.

LA POBREZA "Como todos vimos por televisión, también hay una profunda y persistente pobreza en esta región. Y esa pobreza tiene sus raíces en una historia de discriminación racial que privó a generaciones de la oportunidad de América. Tenemos el deber de atajar esta pobreza con acciones contundentes", dijo Bush, que ya ayer era criticado por hablar de la pobreza como un problema regional y referirse al tema como algo visto por televisión en lugar de sufrido por millones de estadounidenses.

Bush, que prometió abrir cuentas a los evacuados con hasta 4.000 euros y un proyecto de ley de colonización urbana por la que dará gratis terrenos federales a través de una lotería, intentó enviar un mensaje tranquilizador y prometió que habrá "equipos de inspectores revisando los gastos". Lo hizo presionado por los investigados repartos de contratos de reconstrucción en Irak.

"Es imposible no preocuparse sobre qué pasará con los miles de millones de dólares que se están comprometiendo para Nueva Orleans, especialmente dado que el máximo dirigente del Cuerpo de Ingenieros del Ejército fue el hombre que supervisaba los contratos en Irak", escribían ayer los editorialistas de The New York Times .

El desastre del Katrina impulsó a Bush a ordenar la revisión de los planes de emergencias para las grandes ciudades y a reclamar "más autoridad federal y un papel más importante de las Fuerzas Armadas en ciertas emergencias".