El colectivo médico coincide en que no se debería prohibir legalmente que un cirujano infectado por el virus del sida ejerza su profesión. Consideran que es una posibilidad remota a cambio de un gran perjuicio. Sí se muestran partidarios, en cambio, de que quienes trabajan en un quirófano se hagan la prueba del sida.

"Es recomendable que quien opera o asiste partos se haga ese análisis --afirmó Joan Anton Vanrell, responsable de ginecología y obstetricia en el Hospital Clínico de Barcelona--. De esa forma se protegería a sí mismo y a todos sus pacientes. Podría saber en qué momento y cómo ha sufrido un contagio".