Reservado, obsesivo y, sobre todo, manipulador hasta el extremo de controlar los tests psicológicos para hacer ver que sus manías habían desaparecido. Así describieron a José Bretón los psicólogos que declararon ayer en el juicio, y que destacaron además su baja tolerancia a la frustración y su incapacidad de perdonar.

Los peritos, que le examinaron cuando había sido detenido, confirmaron todos los testimonios escuchados en la Audiencia. Con la única salvedad de la frialdad. "Bretón no es un hombre frío, es irritable y se dispara, pero solo lo hace en casa", precisó uno de los psiquiatras, quien indicó que el acusado se mostró hundido al recordar los malos tratos de su infancia e incluso a sus hijos. "Es un hombre con sentimientos, buenos y malos", sintetizó el experto, quien explicó que al limitarse esos fuertes rasgos de personalidad solo al ámbito familiar no se puede hablar de trastorno mental.

VIDA CASI CARCELARIA Los expertos también dieron la razón a Ruth Ortiz al describir a su exmarido como una persona "excesivamente rígida" que trasladó su conducta y sus obsesiones a casa, poniendo normas a su mujer e hijos, que acabaron viviendo una situación casi carcelaria.

Su mundo se desmoronó al saber que su esposa quería abandonarle. Según estos expertos, era ya un hombre desesperado: no tenía trabajo; estaba criando a los niños, lo que no le gustaba; vivía de lo que ganaba su exmujer, y fuera de Córdoba. Con la separación todo acabó de venirse abajo, por lo que montó una estrategia de reconquista con regalos que también le falló. La fiscalía sostiene que este fue el motivo que le llevó a matar a sus hijos: vengarse de su exmujer.

Sobre lo que hizo con los pequeños, los informes a partir de las imágenes de las cámaras de seguridad que grabaron su recorrido de la finca al parque "no permiten establecer con certeza" si iban o no en el coche. Los pediatras tampoco arrojaron luz sobre si los pequeños Ruth y José murieron tras ingerir pastillas tranquilizantes: no se sabe cuántas tomaron ni cómo.

Lo que sí tuvieron claro los peritos es que la columna de humo que desprendía la hoguera de Las Quemadillas alcanzó los 395 metros de altura y superó los 1.000 grados, según detectaron los servicios contra incendios. Para ello, los expertos estimaron que Bretón tuvo que emplear unos 250 kilos de leña y al menos 80 litros de combustible.