Un pueblo australiano se convirtió ayer en el primero del mundo en prohibir la venta de agua embotellada para reducir el impacto de las botellas de plástico en el medio ambiente. Según informó la cadena australiana ABC, el viernes por la noche se retiraron las últimas cajas de agua de todos los comercios.

Bundanoon, una localidad de 2.050 habitantes en el estado de Nueva Gales del Sur, a 120 kilómetros de Sídney, aprobó en julio la campaña Bundy on Tap con el apoyo de 350 de los 352 miembros del consejo municipal. Luego, la abrumadora mayoría de los votantes apoyó la decisión en un referendo.

A partir de ahora, en Bundanoon solo se podrán usar envases reutilizables que se rellenarán en cuatro surtidores especiales de agua filtrada que funcionan las 24 horas del día. En el primer día sin botellas, además, hubo agua mineral gratis para todos. El gobierno local propone como envase un modelo similar al que llevan los ciclistas, que cuesta unos tres euros.

La iniciativa nació después de que una empresa de bebidas anunciara sus planes para embotellar agua proveniente de una reserva subterránea cercana.

QUE CUNDA EL EJEMPLO El administrador jefe de Nueva Gales del Sur, Nathan Rees, ha pedido a otras poblaciones que se sumen al plan. También ha ordenado a todos los organismos gubernamentales de Nueva Gales del Sur que dejen de comprar agua embotellada en botellas desechables.

Los vecinos de Bundanoon se mostraban ayer sorprendidos por el revuelo que había ocasionado la noticia en el resto del mundo. "Nos han llamado de Japón y Gran Bretaña para preguntar cómo nos va", relató un vecino a la cadena ABC. "Nadie será echado del pueblo si llega con agua embotellada", bromeó el propietario de un comercio local ante la expectación creada.

Los australianos se gastaron en el 2008 hasta 300 millones de euros en agua embotellada, un 10% más que el año anterior.