Los llaman Punti Luce (puntos de luz) porque aportan soluciones. Son los centros que abre Save the Children para acompañar el estudio, el crecimiento y la educación de niños y niñas en Italia, enfocado a menores de familias que carecen de recursos para ello. Es también cobijo para madres con bebés, que pueden acudir a esos espacios y recibir el asesoramiento de especialistas psicólogos o trabajadores sociales. Porque la metodología y filosofía del punto de luz es tejer la red social necesaria para contemplar y atender las necesidades de los menores desde cualquier prisma. «Porque la escuela no lo es todo en su educación, ni en la construcción de su futuro», apunta Ana Paola Specchio, jefa de la unidad de pobreza educativa de Save the Children. «La escuela es importante, pero no lo es todo», puntualiza Specchio. «Hay niños en el barrio de Torre Maura -donde Save the Children tiene un gran Punto Luce- que, aunque viven en Roma, nunca han estado en el centro de la ciudad», señala.

En toda Italia, hay un total de 18 puntos de luz, repartidos por 12 regiones. En el de Torre Maura, comparten juegos y actividades durante la tarde con compañeros del barrio los hijos de dos vecinos del entorno: Isabela y Amir. Ella llegó de Rumanía (hay cerca de un millón de rumanos en Italia y 865.707 en España, 101.905 de ellos en Catalunya), pero la falta de trabajo en los últimos años les ha llevado a ella y su pareja a no poder pagar el alquiler. Siguiendo la pista de los servicios sociales, Isabela dio con el Punto Luce, donde la asesoraron y le ofrecieron la posibilidad de que su hija, Elena, de 14 años, pueda retomar sus cursos de natación, becada por Save the Children.