TPtara mi generación, Marilin Monroe no es un mito erótico. Nuestras musas eran más cercanas. Aparecieron a finales de los 70, cuando el cine español se destapó y a las pantallas llegaron en tropel unas películas calificadas S en las que se mostraban, como quien no quiere la cosa, particularidades anatómicas que hasta entonces sólo habíamos imaginado. Por aquel entonces, yo preparaba oposiciones en Salamanca con un compañero y cada tarde, después de estudiar, nos acercábamos al cine Bretón y pasábamos un rato en compañía de Agatha Lys, de Bárbara Rey, de Nadiuska y de dos muchachas italianas que para nosotros eran como de la familia: la morena Edwige Fenech y la rubia Gloria Guida.

No recuerdo el argumento de ninguna de aquellas películas, pero supongo que era lo de menos. Lo importante es que de vez en vez, pretextando las necesidades más peregrinas, nuestras compañeras de oposición se quitaban una blusa, se despojaban de una falda y así, entre pretextos y deshabillés , se acababa la sesión, nos tomábamos un café en Los Italianos y regresábamos al piso y al temario. Nuestra musa S favorita era Gloria Guida. Parecía una buena muchacha, modosita y cariñosa. A nosotros nos hacía mucha compañía. No sé qué habrá sido de ella. Sí sé qué ha sido de nosotros: mi compañero de piso sacó las oposiciones y ahora es magistrado en una Audiencia andaluza y servidor, ya ven. La última vez que nos vimos recordamos aquellas tardes S y cuánto les debemos a Bárbara, a Agatha, a Edwige...