Cada español juega una media de 63,8 euros al gordo, el premio estrella de la lotería de Navidad. Con un premio máximo de 400.000 euros por décimo, 20.000 euros por euro jugado, si le toca el gordo no se convertirá en millonario, pero ¿se ha planteado qué haría con el dinero? Lo primero es guardar el décimo en un sitio seguro para recapacitar y no dedicar más del 10% del mismo a caprichos como un coche o un viaje, según los expertos. Hacienda retiene el 20% de lo que excede de 2.500 euros. Por tanto, de 400.000 euros, percibirá líquidos 320.500. Pero tendrá más efectos fiscales si obtiene rendimientos con el premio o si la cantidad eleva su riqueza neta (descontadas las deudas), es decir, todo lo que posee, por encima de 500.000 euros. Entonces tendrá que presentar el impuesto del patrimonio en Cataluña y Aragón. En otras autonomías el listón es de 700.000. En Madrid no se paga.

Si su idea es compartir el gordo, por ejemplo con sus hijos, estos pagarán el impuesto de donaciones, que varía de un territorio a otro. Es posible beneficiarse de menores tipos cuando es entre parientes más próximos (padres, hijos o cónyuges) o de ventajas en casos como cuando el dinero es para comprar la primera vivienda habitual.

Muchos agraciados suelen recurrir a la famosa frase de «tapar agujeros» cuando les toca el gordo, o sea, saldar deudas, como la hipoteca. Pero, teniendo en cuenta lo bajos que están los intereses, hay que valorar los beneficios fiscales y si es un momento de liquidarla toda. En todo caso recuerde que cada contribuyente puede deducirse 9.000 euros en IRPF por la hipoteca, o sea 1.366 euros, siempre que sea una vivienda habitual adquirida antes del 2013.

Un principio sagrado en la inversión consiste en no poner todos los huevos en la misma cesta, es decir, en diversificar el riesgo. La mayoría de ahorradores son conservadores y quieren, en esencia, no perder. En todo caso, a mayor riesgo más rendimiento potencial. Los bajos tipos de interés actuales, que son una ventaja para los endeudados, juegan en contra del ahorrador. Los depósitos hasta un año retribuyen de media el 0,12%; entre un año y dos, el 0,16% y por encima de ese plazo, el 0,11%. Hay algunas ofertas que a duras penas llegan al 1% a 12 meses, pero para cantidades importantes (más de 50.000 euros) ofrecen en torno al 2%.

Otra vía son los fondos de inversión, que van de los más tranquilos, los monetarios (rentabilidad media anual del -0,24% a un año; del 0,06% a tres; del 0,77% a cinco y del 1,27% a 10 años); hasta los globales (bolsa mundial, con rendimientos medios anuales del -1,80 a un año; del 1,74% a tres; del 3,95% a cinco y del 0,74% a 10). Con los fondos no se tributa hasta que se realizan los beneficios o las pérdidas. Otra opción es la deuda pública, que hasta un plazo de tres años, da hoy rendimientos negativos.

La opción del ladrillo

Otra opción es dedicar una parte a un plan de pensiones. El ahorro fiscal puede llegar a 45 euros de cada 100 invertidos. El máximo de aportación deducible son 8.000 euros anuales. En todo caso, hay que elegir entre un ahorro fiscal inmediato o diferir el pago de impuestos al momento de la jubilación.

Por su parte, el ladrillo vuelve a ser atractivo. Si quiere mantener la propiedad a largo plazo aún hay oportunidades. Otra cosa es invertir a corto plazo, ya que aún hay más potenciales vendedores que compradores.