El esperpéntico e inicuo comportamiento de Bebe días atrás, en un remedo a la malograda Amy Winehouse , debería sacar a los periodistas de su pasividad de una vez por todas y asumir sin complejos que merecen el mismo respeto que cualquier otro ciudadano. Políticos que no admiten preguntas en ruedas de prensa, entrenadores de fútbol que juegan con ellos al ratón y al gato, clubes que prohíben a sus jugadores hacer declaraciones, cantantes que se mofan de ellos por su pretensión de hacer preguntas y los despachan con un "Que os follen". Y los periodistas, mientras tanto, ¿cómo responden a estas provocaciones? Retransmitiendo un partido de fútbol- desde una grúa.

¿Qué demonios esperan los periodistas para hacerse valer? ¿Cuándo se atreverán a consensuar, todos a una como en Fuenteovejuna, su ausencia en ruedas de prensa donde les tapen la boca? ¿Cuándo pactarán no darle cobertura mediática a Bebe en los próximos 40 años? ¿Cuándo decidirán hacerle el vacío al Real Madrid y al Barça mientras mantengan la ley del silencio? ¿Cuándo vetarán a Karanka --con todos mis respetos-- cada vez que Mourinho le mande hacer el papel del chico de los recados en las ruedas de prensa? Guardiola no concede entrevistas, dice, para no agraviar a ningún medio de comunicación- Entonces, ¿qué esperan los periodistas para difuminar el nombre de Guardiola de sus diccionarios para así no agraviar a otros entrenadores de fútbol?

El grado de humillación al que han llegado periodistas que no tienen la vitola de estrellas es insostenible. Es hora de que recuperen el respeto que nunca debieran haber perdido o que callen para siempre.