El mayor satélite de telecomunicaciones de toda la historia, Astra 1K, que iba a transmitir canales de televisión, radio, telefonía móvil e internet a toda Europa, desde la península Ibérica a los Urales, quedó ayer a la deriva al no poder entrar en la órbita debido a un problema en el cohete portador ruso, el Protón-K. El Astra 1K, que pesa más de cinco toneladas y mide seis metros de largo, tenía un coste estimado 250 millones de euros (41.600 millones de pesetas).

La pérdida se produjo ocho horas después del lanzamiento desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajstán) a las 00.24, hora española, a raíz de un problema del software. Está previsto que caiga sobre la Tierra entre mañana y el sábado.