Al ver que llegaba el fuego, Angelos se encerró con la esperanza de que las llamaradas no entrasen en su casa, deseando que todo fuese una pesadilla. La suerte le sonrió, pero solo a medias: su casa quedó intacta pero su coche hecho cenizas. Ahora le invade un sentimiento de pura rabia mientras circula obligado en moto por los desoladores escenarios que dejan las llamas en Rafina y sus alrededores, donde reside Angelos.

"Es imposible que 11 incendios declarados en 20 minutos sean fortuitos, por causas naturales. Esto lo ha hecho alguien. No sé por qué. Solo sé que esa persona no se merece nada", se lamenta. Su sensación coincide con la de muchos griegos y con la versión aún extraoficial de las autoridades, que apuntan a la intencionalidad del casi medio centenar de fuegos declarados.

Ahora Angelos intenta ayudar a vecinos y amigos de Rafina -una de las localidades más afectadas por el fuego declarado este lunes- que incluso han perdido mucho más que él. La mayoría de las 79 víctimas mortales declaradas por el momento lo han hecho aquí, al norte de esta localidad. "El problema fue que mucha gente, al ver que venían las llamaradas, fue hacia el mar, y la carretera para allá es muy estrecha. Se quedaron atrapados mientras el fuego avanzó hacia ellos", explica Angelos.